Zaqueo no era ladrón

Zaqueo no era ladrón

Iniciaremos negando que Zaqueo fuese ladrón y en el transcurso de la exposición el amable lector captará la importancia de esa afirmación categórica. Zaqueo era jefe de los publicanos y además era muy rico (San Lucas 19:2). Los publicanos trabajaban al servicio de los romanos y se encargaban de cobrar los impuestos. Y ellos usaban la astucia de aprovecharse de sus funciones para sacar beneficios personales elevando el impuesto que debían cobrar a sus hermanos hebreos y hacían ostentación del bienestar que conseguían con la parte incrementada que se quedaba en sus bolsillos al cobrar el impuesto, razón por la cual se enriquecían con relativa facilidad. Y en el caso de Zaqueo su enriquecimiento era mucho mayor debido a que él, como jefe de los publicanos, recibía de cada uno de ellos un porcentaje jugoso de lo que cobraban incrementado. Y ningún inspector se atrevía dejar de darle la parte correspondiente a Zaqueo porque entonces corría el riesgo de ser dejado sin empleo. Los publicanos eran aborrecidos por sus hermanos israelitas porque además de trabajar para los opresores romanos también tenían la conducta innoble que describimos anteriormente de “asfixiar” con los impuestos. Pero aun siendo así debemos aclarar que los publicanos no eran ladrones y esta aclaración es muy necesaria debido a que Monseñor De la Rosa y Carpio, en su artículo que tiene el título muy llamativo, bonito e impactante que ya conocemos, describe con gran maestría tres tipos de ladrones y en su bello escrito, a medida que cualquier persona va leyendo, percibe la sensación de que su exposición tendrá un final teológico que apoye el mensaje secular que le antecede. Sin embargo, esa no es la realidad porque el artículo finaliza con un mensaje errado porque lamentablemente escoge de manera torpe a Zaqueo como ejemplo de ladrón arrepentido. Y usted ya sabe que Zaqueo no era ladrón. Es probable que Monseñor De la Rosa y Carpio hiciera lo que conocemos como “asociación espúrea” y basado en eso asociara la palabra saqueo con Zaqueo y en caso de ser así sería un tremendo error porque en realidad el nombre propio Zaqueo lo que en realidad significa en griego es “puro, inocente, sin manchas”.
Es importante destacar que los judíos llamaban a Zaqueo pecador (San Lucas 19:7) por lo que hemos reiterado de su actividad como cobrador de impuestos. Pero la palabra pecador usada en ese versículo en modo alguno puede ser tomada como equivalente a persona ladrona. Es cierto que cambió su conducta como muy acertadamente escribe nuestro apreciado Monseñor y esa es la razón por la cual devolvió a las personas afectadas lo que le cobraban demás (San Lucas 19:8). Y a su vez esa es la razón por la cual Jesucristo, regocijado, expresa públicamente palabras que reflejan su emoción y satisfacción por “la conducta adecuada de Zaqueo” (San Lucas 19: 9-10).
Finalmente, deseo señalarle a Monseñor De la Rosa y Carpio que en uno de los libros que he publicado que contienen básicamente enseñanzas psicológicas y teológicas, hago un análisis sobre qué eran los publicanos. Ese libro se titula: “Análisis Filosófico y Psicológico del Padre Nuestro” Y deseo también decirle a él y a los amables lectores, que en esa época era una práctica común o conducta habitual eso de aumentar aquello que los ricos le daban a los administradores para que negociaran y por eso aseguro completamente convencido de ello en mi libro publicado con el título de “Jacob, el amado de Dios”: que la inmensa mayoría de sacerdotes y pastores no tienen la más remota idea de los motivos por los cuales Jesús en una hermosa parábola alabó al mayordomo que tuvo una conducta parecida o estrechamente relacionada (por el mensaje que nos deja) a la innoble de Zaqueo (San Lucas 16: 1-8). La parábola de ese mayordomo es indescifrable para sacerdotes y pastores y por esa razón nunca predican sobre ella (porque no la comprenden). Monseñor De la Rosa y Carpio terminó de manera errada su artículo, por no comprender de manera adecuada las sagradas escrituras.

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