Aunque muchos no estarán de acuerdo conmigo, para mí la Biblia no es un libro “sagrado”, pero como obra literaria seguirán pasando siglos sin que las enseñanzas y principios morales que contienen muchos de sus capítulos continúen siendo paradigmas de comportamiento social, familiar e individual en todo el mundo.

El nuevo presidente de la República y sus funcionarios están estrenándose como gobernantes y, sin apresurarnos a considerarlo prematuro, pero sí riesgoso, han cometido errores de novatos que han motivado ríspidas críticas de adversarios y sugerencias de personas bien intencionadas que desean, como la mayoría de los dominicanos, un cambio de comportamiento de los que disfrutan del poder.

Aparte de algunas designaciones que la presidencia ha realizado, las más destacadas y criticadas novatadas las han cometido el ministro de Educación, la alcaldesa del Distrito Nacional y el ministro administrativo de la Presidencia, pero debe quedar claro que ahora es bueno, aunque no debe ser repetitivo, que tropiecen para que aprendan a levantar los pies y caminar con cuidado.

Es un proceso inevitable y es saludable que el pueblo permita que se produzca. La sugerencia es que aprendan a gobernar rápido y bien, que adquieran experiencia de todo, en especial sobre cómo proteger los intereses colectivos y utilizar el erario con transparencia y equidad.

Yo les sugiero tomar 5 minutos de su precioso tiempo y revisar el pasaje bíblico de Lucas 19: 1-10, para que recuerden durante toda su gestión a Zaqueo (el rico en cuya vivienda se alojó Jesucristo) y jamás aprendan a cometer saqueo contra el patrimonio público porque las fallas de novatos se entienden y lo importante es que terminen bien.