Zona Areíto
El sueño de una civilización realmente planetaria

Zona Areíto<BR>El sueño de una civilización realmente planetaria

 El desamparo actual que se ha adueñado de un gran sector de la humanidad se deriva en parte de nuestra incapacidad de soñar y de proyectar utopías. No cualquier utopía, sino aquellas necesarias que pueden transformarse en topías, es decir, en algo que se realiza, aunque imperfectamente, en las condiciones de nuestra historia. En caso contrario, nuestro futuro común, el futuro de la vida y de la civilización, corren graves peligros.

Tenemos, por lo tanto, que intentar todo para no llegar demasiado tarde al verdadero camino que podrá salvarnos. Ese camino pasa por el cuidado, por la sostenibilidad, por la responsabilidad colectiva y por un sentido espiritual de la vida.

Me valgo de las palabras inspiradoras de Oscar Wilde, el conocido escritor irlandés, que dijo acerca de la utopía: «Un mapa del mundo que no incluya la utopía no es digno de ser mirado, pues ignora el único territorio en el que la humanidad siempre atraca, partiendo enseguida hacia una tierra todavía mejor… El progreso es la realización de utopías».

Pertenece al campo de la utopía proyectar escenarios esperanzadores. Vamos a presentar uno, de Robert Müller, alto funcionario de la ONU durante 40 años, que fue llamado también «ciudadano del mundo» y «padre de la educación global». Era un hombre de sueños, uno de ellos realizado al crear y ser el primer rector de la Universidad de la Paz, creada en 1980 por la ONU en Costa Rica, único país del mundo que no tiene ejército.

Él imaginó un nuevo relato del Génesis bíblico: el nacimiento de una civilización realmente planetaria en la cual la especie humana se asume como especie, junto con otras especies, con la misión de garantizar la sostenibilidad de la Tierra y cuidar bien de ella así como de todos los seres que en ella existen. He aquí lo que él llamó el «Nuevo Génesis»:

«Y vio Dios que todas las naciones de la Tierra, negras y blancas, pobres y ricas, del Norte y del Sur, del Oriente y del Occidente, de todos los credos, enviaban sus emisarios a un gran edificio de cristal a orillas del río del Sol Naciente, en la isla de Manhattan, para estudiar juntos, pensar juntos y juntos cuidar del mundo y de todos sus pueblos.

Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el primer día de la Nueva Era de la Tierra.

Y vio Dios que los soldados de la paz separaban a los combatientes de las naciones en guerra, que las diferencias se resolvían mediante la negociación y el raciocinio y no por las armas, y que los líderes de las naciones se encontraban, intercambiaban ideas y unían sus corazones, sus mentes, sus almas y sus fuerzas para el beneficio de toda la humanidad.

Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el segundo día del Planeta de la Paz.

Y vio Dios que los seres humanos amaban a la totalidad de la Creación, las estrellas y el sol, el día y la noche, el aire y los océanos, la tierra y las aguas, los peces y las aves, las flores y las plantas y a todos sus hermanos y hermanas humanos.

Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el tercer día del Planeta de la Felicidad.

Y vio Dios que los seres humanos eliminaban el hambre, la enfermedad, la ignorancia y el sufrimiento en toda la Tierra, proporcionando a cada persona humana una vida decente, consciente y feliz, controlando la avidez, la fuerza y la riqueza de unos pocos.

Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el cuarto día del Planeta de la Justicia.

Y vio Dios que los seres humanos vivían en armonía con su planeta y en paz con los demás: gestionando sus recursos con sabiduría, evitando el despilfarro, frenando los excesos, sustituyendo el odio por el amor, la avaricia por el darse por satisfecho, la arrogancia por la humildad, la división por la cooperación y la suspicacia por la comprensión.

Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el quinto día del Planeta de Oro.

Y vio Dios que las naciones destruían sus armas, sus bombas, sus misiles, sus barcos y aviones de guerra, desactivando sus bases y desmovilizando sus ejércitos, manteniendo sólo una policía de la paz para proteger a los buenos de los malos y a los sanos de los enfermos mentales.

Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el sexto día del Planeta de la Razón.

Y vio Dios que los seres humanos recuperaban a Dios y a la persona humana como su Alfa y Omega, reduciendo a las instituciones, creencias, políticas, gobiernos y demás entidades humanas a su papel de simples servidores de Dios y de los pueblos. Y Dios los vio adoptar como ley suprema aquélla que dice: «Amarás al Dios del Universo con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Amarás a tu bello y maravilloso planeta y lo tratarás con infinito cuidado. Amarás a tus hermanos y hermanas humanos como te amas a ti mismo. No hay mandamientos mayores que estos».

Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el séptimo día del Planeta de Dios».

Si en la puerta del infierno de Dante Alighieri estaba escrito: «Abandonad toda esperanza, vosotros que entráis», en la puerta de la nueva civilización en la era de la Tierra y del mundo planetizado estará escrito en todas las lenguas que existen en la faz de la Tierra: «No abandonéis nunca la esperanza, vosotros que entráis».

El futuro pasa por esta utopía. Sus albores se anuncian ya.

La Guia

La novela de Ramón Emilio Reyes
El poeta y narrador Ramón Emilio Reyes acaba de publicar en España su novela La luz se ha Refugiado en el Sendero, de 141 páginas, que tenía inédita y era comentada en los círculos intelectuales desde que el poeta Antonio Fernandez Spencer (Premio Leopoldo Panero y Premio Adonais) declaró en 1960 en la Colección Arquero por él dirigida, que en el estilo de Reyes predominaba el lirismo y que “podemos asegurar que en la novela dominicana no se había dado, hasta ese libro, un mayor caudal de imaginación poética”.

Un libro necesario
La Academia Dominicana de la Historia acaba de publicar el libro “Los taínos en 1492. El debate demográfico”.   El libro fue editado por los historiadores Frank Moya Pons y Rosario Flores Paz. Recoge una antología de las monografías académicas publicadas desde hace más de medio siglo en interés de determinar el monto de la población taína en la Española en 1492. La presentación del texto consigna que el libro contiene dos conclusiones: que no se puede, con las fuentes disponibles, calcular  una cifra exacta de la población taína en la isla, y que cualquier estimación que se haga debe expresarse en  rangos.

El legado polítco de Hatuey Decamps
Cándido Gerón, un escritor que es incansable en la publicación de libros,  publicó recientemente una biografía política del licenciado Hatuey Decamps Jiménez, uno de los políticos más sobresalientes y polémicos del país desde hace más de 40 años. El libro parte de la infancia del fogoso y talentoso político y lo lleva de la mano hasta su ruptura con el perredeísmo reeleccionista del entonces Presidente de la República Hipólito Mejía Domínguez. Después, el texto contiene importantes entrevistas y análisis periodísticos sobre la vida y decisiones políticas coyunturales de Decamps Jiménez. Se trata de un libro valioso, nada crítico, que acopia  informaciones útiles sobre un gran político dominicano.

Periodista y policía
Sorprende la juventud del autor de esta novela, 49 años, y que ya sea un general retirado de la Policía. Pero por encima de todo, digamos que Juan Manuel Fructuoso Heredia es también abogado e investigador, quien nos entrega esta novela, “La Búsqueda”.  Según el editor, en la novela se conjugan los esfuerzos de un periodista detrás de la noticia y un escuadrón policial que procura la captura de un asesino serial, entre los que figura un general. Es una interesante ficción de acción escrita por un hombre que conoce el oficio de las tramas que se registran en los crímenes. Una buena historia para llevarla al cine o a la televisión.

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