Zona económica Petrocaribe

Zona económica Petrocaribe

Hace dos semanas resalté en esta columna el hecho muy significativo de que el país hubiese dado finalmente el paso retardado, pero imprescindible, de insertarse en el proceso de integración regional con su entrada como miembro pleno al SICA. Señalaba, además, de que se debía ingresar igualmente en el CARICOM. Ciertamente el Presidente Danilo Medina asistió a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de CARICOM de la pasada semana y reactivó la solicitud de ingreso a ese mecanismo del cual, sin dudas, se habrá de recibir una respuesta positiva a la brevedad.

Ahora la República Dominicana se ha encontrado, quizás repentinamente – aunque no sorpresivamente – en la vorágine de otro proceso de integración. Petrocaribe es, aunque alguno que otro no parecen capaces de comprenderlo, un extraordinario esquema integracionista, aunque inicialmente no se reconocía como tal, que de no haber existido durante sus ya 8 años de vida la situación económica del país – y del resto de los participantes – sería bien crítica. Petrocaribe  es parte del ALBA – mecanismo de integración denominado Alternativa Bolivariana – pero no es el ALBA. La decisión recientemente adoptada en la Cumbre de los integrantes de Petrocaribe  de avanzar hacia la constitución de una Zona Económica que comprenda múltiples acciones en diversos sectores lleva el Acuerdo a trascender más allá de lo puramente petrolero y a identificar proyectos que entrelacen de manera objetiva y productiva a nuestros países facilitando, a su vez, el resolver el financiamiento de la factura petrolera y contribuir a hacer sostenible el esquema de suministro de combustible, convirtiéndose así, el esquema petrolero, en una instancia de integración estratégica.

Se declara la pretensión de avanzar hacia fórmulas de complementación económica con mecanismos de encadenamiento productivo sustentados en las fórmulas de financiamientos bajo las que se suministra el combustible;  conlleva propuestas en las que se alcance “articulaciones entre los aparatos productivos” que garanticen la sustentabilidad del proyecto a largo plazo viabilizando la liquidación de la factura petrolera. Como parte del esquema comercial se canalizarán apoyos en financiamiento a empresas pequeñas y medianas – públicas y privadas – que sustenten un “comercio justo” como base de las relaciones a desarrollar entre los actores del la Zona Económica. Así, se crearán empresas mixtas que sean ejemplos de integración en sectores agropecuarios, industriales y de servicios, abarcando turismo y transporte entre otros. Con esas alternativas – comprendiendo incluso operaciones triangulares – se fomenta tanto unas intensas transacciones comerciales entre los integrantes como un proceso de liquidación de la factura petrolera que devendría, más que en una carga presupuestaria, en un factor de desarrollo e, incluso, de equilibrio de la balanza comercial.

Aunque pueda haber quienes pierden el sueño por las relaciones con Venezuela, lo cierto es que ahora, inclusive, se le ofrecen al país opciones para que pueda ejecutar fórmulas de desarrollo interno que le viabilice el pago de la factura petrolera con productos y servicios – lo que muy tímidamente ha logrado hacer. Ahora o nunca.

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