ARISMENDY CALDERÓN
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Todos sus compañeros de trabajo le conocen como Ramón Mami, no precisamente porque tenga cualidades o habilidades femeninas, sino porque es la persona que más tiempo, amor, ternura, dedicación y cariño le dedica a la legendaria elefanta del Parque Zoológico Nacional.
Familiares y amigos del noble empleado han testimoniado que jamás habían visto a un ser humano derramar tantas lágrimas por la muerte de un paquiderno. El inmenso y profundo dolor emocional que dejó en Manuel Ramón Rosario la muerte de la elefanta Mami, la que fue reina indiscutible de todos los animales del zoológico, lo llevó a la cama de un hospital. Y allí, en su lecho de enfermo, le dió riendas sueltas a su dolor. Lloró a su antojo. Lo embargaba una terrible nostalgia.
Pero ese dolor por la partida de Mami no es comparable con las heridas que, años después, le provoco una hiena en una pierna a este hombre que ha dedicado parte de su vida al cuidado de animales en el Parque Zoológico Nacional, donde viven en exhibición y cautiverio 1,700 especies, 100 de las cuales son diferentes. Es una rica fauna, que incluye desde una inofensiva Cotorra hasta un feroz Tigre de Bengala.
De 140 empleados que laboran en el zoológico, tuvo que ser precisamente Ramón Mami la víctima de la feroz mordedura. Es un riesgo calculado y le pudo ocurrir a cualquier de los 19 cuidadores de leones, cocodrilos, tigres o jaguar. Salvadas las dificultades, la situación retornó a la normalidad. No hay rencores acumulados de ninguna de las partes. El empleado sigue en su habitual labor de cuidar y alimentar a las especies existentes, y las hienas esperan ansiosas, cada día, sus raciones de carne.
Los felinos y algunos reptiles en cautiverio del Parque Zoológico Nacional tienen una dieta de carne. Básicamente, las provisiones llegan de compras en los mercados y carnicerías, aunque la dieta también incluye a viejos caballos que son donados a la institución para alimentar a las distintas especies. Jamelgos cansados en faenas agrícolas, o que se rompen patas en fincas privadas, sirven de manjar para que sobrevivan otros animales. Es la ley de la naturaleza: Para que unos vivan, otros deben morir.
El territorio del parque tiene una extensión de 1,250,000 metros cuadrados. Es un espacio reservado para especies cautivas traídas a la República Dominicana de destinos lejanos, como África, y de distintos parques zoológicos de Estados Unidos. Es, además, una exquisita reserva ecológica que alberga decenas de aves salvajes que han convertido el lugar en su hábitat. El visitante en ocasiones no distingue si el trinar de las aves se origina en las especies en cautiverio o las que se movilizan entre los árboles. La flora es muy rica. Hay alrededor de 22 especies de árboles, 22 de arbustos, 19 de plantas trepadoras y 19 de hierbas.
Ocho kilómetros de carreteras permiten movilizarse, en tren o caminando, por el extenso pulmón urbano. La arrabalización y la contaminación en su entorno es preocupante y peligroso, porque pone en peligro la vida de los animales y de la flora existente. Con el paso de los años, los barrios marginados han ido tomando espacio, avanzando inexorablemente a pasos agigantados, estrechando el cerco del área protegida.
Origen del Zoológico. A principios de la década de 1970 un grupo de personas plantea la creación de un Parque Zoológico Nacional, como una necesidad educativa para el país, es decir, un zoológico moderno.
El gobernante de la época, Joaquín Balaguer, acogió la idea del proyecto, tal como lo hizo con otros parques peri-urbanos que sirven de pulmón a la ciudad de Santo Domingo, tales como el Jardín Botánico Nacional, Parque Mirador Sur, Parque Mirador del Este, Parque Nacional Mirador Norte y Parque Los Tres Ojos.
Los arquitectos Manuel Valverde Pedestá y Eugenio Pérez Montás toman el comando. Era el año 1972. Seleccionan el lugar adecuado para el proyecto y comienza la faena. Dos años después, el 26 de noviembre de 1974 llegan animales procedentes de Onahandja (Africa) y de Estados Unidos. La colección de especies se complementa con otros animales trasladados al lugar de las exhibiciones del antiguo zoológico ubicado en avenida Bolívar. De allí llegaron nuevos inquilinos, tales como monos rehus y arañas, buitres, pumas, cocodrilos, loros, guacamayos, cacatúas y tortugas, entre otros.
Finalmente, el día 5 de julio de 1975 fue inaugurado el Parque Zoológico Nacional, hábitat para la conservación de numerosas especies endémicas de flora y fauna, algunas amenazadas o en peligro de extinción.
Es el caso de la yaguaza, salta cocote, solenodonte, lagarto marrón, gavilán, cotorra, perico, barrancolí, zorzal de la selle, cua, pico cruzado, perdiz coquito blanco, cuatro ojos cabeza ris, papagayo y manatí de las Antillas.
Existen otras 48 especies de aves que viven de manera salvaje en este refugio natural. Las características de la vegetación han permitido exitosos programas de reproducción Ex Situ de especies de fauna nativa o endémicas en peligro o amenazada de desaparición, tales como cocodrillo americano, iguana, hicoteas o tortugas terrestres, rinoceronte, lechuza cara ceniza, Boa de la Hispaniola o culebra jaba.
El Parque Zoológico Nacional sustituye el criterio clásico de otros parques donde se exhiben animales en jaulas y barrotes. En este lugar se ha creando un ambiente de amplitud natural y semi libertad funcional y de gran belleza, en el que los animales conviven en espacios que reproducen sus hábitats naturales.
Para alegría y motivación de las personas que dirigen y cuidan este lugar, entre enero y mayo de este año han nacido 36 especies, tales cabras Eland del Cabo, mono ardilla, venado nippon, flamenco del Caribe, ganso egipcio, pato de la Florida y pavo real.
INTERCAMBIOS
MAMIFEROS
Mono capuchino marrón
Guenon verde
Eland del Cabo
Ciervo rojo
Venado Sikka
Gamo moteado
Nilgai
Búfalo de agua
Cabra pigmea
REPTILES
Iguana rinoceronte
Tortuga cajón
Tortuga cajón china
AVES
Flamenco
Grulla damisela
Yaguaza Antillana
Guaraguao
Tórtola collarito
Lechuza común
Muton Negro
Koucaburra
OBJETIVOS
Brindar al visitante la oportunidad de que su estadía adquiera un carácter educacional a través de las giras educativas.
Hacer uso de los recursos del zoológico como instrumentos al servicio de la educación.
Servir como agentes de cambio e innovación en la metodología de la enseñanza de las ciencias naturales.
Desarrollar un programa de actividades para escolares y otros grupos.
Servir como laboratorio práctico en las áreas de zoología, botánica y ecología de acuerdo con los programas que en ese sentido desarrollan la secretaría de Educación y el zoologico.