Zuill Bailey
Su nombre se escribe con música

Zuill Bailey<BR><STRONG>Su nombre se escribe con música</STRONG>

Por Luisa Blanco
Fotografías: Rubén Román

Música, una palabra simple, pero con gran significado, los diccionarios la definen como el arte de expresar los sentimientos y las pasiones mediante los sonidos que se realizan con diversos instrumentos musicales.

Zuill Bailey es un nombre que se escribe con música. Conversar con él es como si estuviéramos en la sala de un teatro, escuchando bellas melodías que interpreta con el violonchelo.

Desde los cuatro años de edad, sus padres percibieron su vocación por la música, y desde entonces su vida gira alrededor de la misma, a tal punto que hoy día es considerado como un virtuoso cellista que ha recorrido importantes escenarios.

Bailey visitó nuestro país para ofrecer un concierto patrocinado por el Cuerpo Consular en el Teatro Nacional y previo al recital, ofreció una entrevista exclusiva a la revista En Sociedad, en la que nos relata su experiencia en el mundo de la música.

El artista nos presentó a su esposa, Margarita Cabrera, una simpática mexicana que nos confesó que Zuill es un hombre dedicado a su familia y que además de tocar el cello es un excelente cocinero, un apasionado de los buenos vinos y le encanta viajar.

Nuestra conversación inició con la inquietud de saber el origen de su nombre, a lo que nos explicó que aunque nació en Virginia, Estados Unidos, su apellido  es irlandés-escocés; “de hecho, Zuill es mi apellido. En el siglo XVIII, todas las descendientes de mi familia eran mujeres y el apellido Zuill se estaba perdiendo, por lo que ellas decidieron ponerle a sus hijos como primer nombre Zuill y muchos hombres de nuestra familia nos llamamos igual”.

Zuill Bailey es graduado del Conservatorio Peadoby y la Julliard School, y se ha establecido como uno de los más solicitados cellistas de estos tiempos. Ha compartido escenarios con importantes orquestas sinfónicas de los Estados Unidos; también ha estado presente en el Festival Internacional del Cello de Amnchester y en festivales de música de cámara en St. Nazaire y Montreal.

Hizo su debut en el Carnegie Hall con el estreno de la rapsodia de Mirlos Theodorakis “Rapsodia para Cello y Orquesta”.

Sus presentaciones en televisión incluyen un recital para la HK-TV, transmitido en todo Japón; una presentación del concierto Triple de Beethoven, transmitido en vivo desde ciudad de México a toda la nación; una aparición televisiva en La Habana, con la Orquesta Nacional de Cuba, en la que ofreció el estreno cubano del concierto para cello de Víctor Herbert y tres presentaciones en HBO.

Las grabaciones de Zuill Bailey incluyen el disco del recital debut epónimo para Delos, el concierto de Cello Korngold, con Caspar Richter y la Bruckner Orchester Linz para ASV, que fue mostrado en la cubierta de la revista Fanfare, y la celebración Janos Starker del presente año, un tributo musical al legendario celista, con la participación de Bailey y Starker en los quintetos de Cello de Coccherini y Schubert.                                                  

El instrumento que toca tiene su historia, la cual data del año 1693. El constructor de este cello es el italiano Mateo Goffriller y en honor a él bautizó a su hijo con el nombre de Mateo.

Afirma que como amante de la buena cocina y los vinos, sus recitales los prepara como si fuera un menú muy especial. “Cuando hago un programa para un concierto lo planifico como si fuera una comida, pienso en la entrada, el plato fuerte y el postre”.

Su pasión por el arte es una herencia familiar, pues su padre tiene un doctorado en música, su madre es pianista y su hermana es violinista. “Mis padres comenzaron a llevarme desde muy pequeño a conciertos en Washington para que descubriera qué instrumento me gustaba y en esos conciertos quedé atrapado por el cello”, comenta.

Cuando Zuill repasa su vida y vuelve a su niñez, se imagina rodeado de instrumentos musicales. “Desde los cuatro años de edad ya estaba inmerso en el fascinante mundo de la música; afortunadamente, desde que mis padres vieron que tenía esa vocación buscaron una buena orientación, este es el mayor regalo que he recibido”, nos dice.

A los diez años de edad tomó la seria decisión de dedicarle su vida a la música, y desde entonces no se ha separado de su instrumento musical, con el cual ha recorrido importantes salas de teatro en varios países. “En ese momento tomé esa iniciativa, y hoy puedo decir que  no concibo mi vida sin poder expresarme a través de la música”.

Y es que la mejor forma para él comunicarse es por medio de la música, tocando el violonchelo en diferentes escenarios. “El enriquecimiento que supone viajar, conocer diferentes personas y culturas, poder crear una gran familia, esto es realmente maravilloso”.

 Ha visitado la República Dominicana en dos ocasiones; la primera estuvo invitado por el Banco Popular para tocar en el tradicional concierto que se realiza en Higüey en honor a la Virgen de la Altagracia hace ocho años.

“Estoy casado con una mexicana y tengo un hijo con herencia latina. Siempre me he sentido muy atraído por esta cultura, me encantó el país y me dije, cuando vuelva me traigo  mi familia, porque esta isla es algo muy especial para mí”, afirma.

Efectivamente, en su segunda visita a la República Dominicana vino acompañado de su familia, donde además de disfrutar de la belleza de nuestras playas, ofreció un concierto de gala para conmemorar el 54 aniversario de las relaciones diplomáticas del Cuerpo Consular acreditado en el país a beneficio del Club Shrine Dominicana, una institución que auxilia a niños aquejados de malformaciones óseas y quemaduras graves.

El concierto tuvo como escenario la sala principal del Teatro Nacional y la dirección de la Orquesta Sinfónica Nacional estuvo a cargo del maestro Álvaro Manzano.

El recital incluyó una pieza de Franz Joseph Haydn, concierto para violonchelo y orquesta en Do, Hob VIIb:1, y dos de Peter Ilich Tchaikovsky, variaciones sobre un tema para violonchelo y orquesta, opus 33, sinfonía número 4 en fa y opus 36.

Tocar el cello para Zuill es algo muy serio e importante, por esto en cada función que ofrece se prepara física y mentalmente para poder satisfacer el público que le sigue. “En los escenarios siempre está presente la adrenalina y es lo que le da sentido a nuestra vida, esa emoción en cada cosa que hacemos”.

Nos confiesa que su musa de inspiración puede ser la vida misma, su familia o vivencias que ha compartido con seres queridos. “La música, el arte, las grandes obras musicales que son extraordinarias, inspiradora en sí misma, no necesitan otra inspiración externa, sino que nace por ella. Como soy un intérprete, una persona que toma esas grandes obras musicales y la comparte con el público que me escucha en un momento determinado, puede transmitir varias emociones y sentimientos del compositor como es la de Tchaikovsky, un compositor que fue reprimido por un sistema político muy fuerte en su tiempo. También, puede ser el caso de un compositor que está escribiendo las últimas partituras de su vida o que está a punto de morir; otro que ha sido inspirado por amor, eso enriquece al artista o intérprete, conocer a fondo al compositor, su estilo de vida, sus fortalezas y debilidades”.

En estos momentos Zuill está viendo que sus sueños se convierten en una realidad, porque siempre se imaginó recorriendo el mundo y ser uno de los mejores cellistas de estos tiempos. “De hecho, lo que deseo en el futuro es continuar con lo que estoy haciendo. El músico puede crecer siempre. Cada día puedo aportar nuevas cosas y pienso que en 20 años será igual, ahora estoy viajando mucho por mis compromisos de trabajo. Me siento muy satisfecho de ver que mis sueños se están realizando”.

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