Abril 1965 Movimiento Constitucionalista, la poco conocida historia de su gestación

Abril 1965 Movimiento Constitucionalista, la poco conocida historia de su gestación

Parte IV

En el 50º Aniversario de esa página a la vez gloriosa y bochornosa de nuestra historia, todos hemos de contribuir a la verdad histórica sobre sus días críticos. Lo sucedido el martes 27 en la embajada de EE.UU. es clave, porque comprometió -no solo la Presidencia Provisional de José Rafael Molina Ureña abandonado en un Palacio Nacional desguarnecido- sino también la del propio Movimiento Constitucionalista, reivindicación patriótica y democrática del pueblo dominicano, iniciado y organizado en lo militar por el teniente coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez [el Duarte de 1965]; del cual ningún combatiente podía claudicar o renegar, compromiso que honró el coronel Manuel Ramón Montes Arache.

Obliga doblemente mi testimonio, ser de los pocos actores que aún sobrevive. Ese martes, por instrucciones del Presidente Molina informé telefónicamente a Puerto Rico al presidente Bosch el deterioro militar de la situación, recibiendo en respuesta su disposición y del vicepresidente González Tamayo de dar salida constitucional a la crisis, renunciando ante la Asamblea Nacional. El presidente Molina instruyó a Lovatón Pittaluga comunicarlo a esa embajada, cuyos representantes -considerando derrotada su reposición- la desestimaron.

INVESTIGACIÓN HISTÓRICA PARA DETERMINAR:

3. ¿PORQUÉ FUERON CAAMAÑO Y HERNANDO A LA EMBAJADA DE EE.UU.? ¿COMPROMETIERON LA CONSIGNA CONSTITUCIONAL?

El martes 27, el mando constitucionalista compareció a esa embajada en ausencia del embajador William Tapley Bennett, en gestiones -según informe del Primer Secretario Benjamin Ruyle en archivo del Depto. de Estado- sin el conocimiento del mando civil.

3.1 Libro de Piero Gleijeses: “La Crisis Dominicana”, reproducción parcial.

Pags.246-249.

“La batalla, pues, continuaba….Si bien Molina Ureña permanecía en el Palacio, otros dirigentes civiles siguieron el ejemplo de Lovatón Pittaluga….Aunque se encontraba cada vez más aislado, Molina Ureña se negaba a rendirse. Es verdad que los defensores se sostenían en el puente. ¿Pero a dónde estaban Caamaño, Hernando Ramírez…?…En el bando de la revuelta estaba el pueblo….portando armas que, en la mayoría de los casos, no sabían manejar….Las fuerzas de élite de la revuelta -los batallones Sánchez y Duarte- habían dejado de existir. Algunos de los soldados habían desertado; otros yacían sin vida en las calles……

Muy poco se esperaba de las fuerzas del interior. Santiago Rodríguez Echavarría había fracasado en su intento de revolucionar la base aérea de Santiago… Desde San Cristóbal, el batallón Mella…se desplazaba hacia la capital…constitucionalista el veinticuatro, el veinticinco, y todavía el veintiséis….no había venido a socorrer a los acosados defensores. El Mella estaba ahora en el bando de los leales……

En tanto Molina Ureña, un «hombre tranquilo», un civil y «para nada un Gral. capitán» se negaba a rendirse, …..el comando militar rebelde hizo el camino hacia la embajada norteamericana. Al final de ese día, Benjamin Ruyle….informaba a Washington: “A eso de las 3:00 p.m. del 27 de abril, se presentaron en la Embajada el coronel F. Caamaño Deñó y el coronel M. A. Hernando Ramírez, en compañía de otras 6 personas de uniforme. Fueron introducidos al despacho de Ben Ruyle.

El portavoz principal fue el coronel Hernando Ramírez, pero también habló el coronel Caamañoy no hubo desacuerdo entre el grupo…: a solicitarle que obtuviera un alto al fuego. Los integrantes del grupo manifestaron repetidamente que «esta masacre debe cesar; tiene que terminar el derramamiento de sangre»….Algunos de los presentes declararon que estaban exhaustos, completamente agotados, y que no podían continuar.

Ruyle le preguntó a Hernando Ramírez si debía o no entenderse que el cese de fuego se basaba en la voluntad del grupo de examinar la formación de una Junta Militar, con vistas a la celebración de elecciones. La réplica de Hernando fue afirmativa; no hubo objeciones….Era la rendición….Ahora se amontonaban en la Embajada norteamericana, a la que habían venido «por propia iniciativa, dando la espalda y desconociendo a Molina Ureña, su Presidente, que se negaba aún a rendirse». Cualesquiera fueran las circunstancias atenuantes, su acción no era sino un golpe de Estado contra Molina Ureña.

Habían «abandonado… la lucha, mientras [en el Palacio] el Dr. Molina Ureña, junto a un reducidísimo número de intransigentes…aguantaban el bombardeo»…..uno de ellos comentó que «ellos estaban de acuerdo con respecto al asunto, pero que no podían seguir adelante sin la aprobación del ‘Presidente’….Ruyle extrajo…si el grupo no podía actuar sin la aprobación de Molina, había que procurar urgentemente esa aprobación antes de dar otros pasos».

Escoltado por un pequeño grupo…el propio Ruyle fue a Palacio en busca de Molina Ureña.….Ruyle describe la escena: «El Palacio estaba lleno de cascotes, vidrios rotos y otros desechos, y parecía pavorosamente privado de vida. Molina fue finalmente localizado, rodeado por 8 o 10 personas, civiles y militares, apiñados en un pequeño corredor en lo más profundo del Palacio, en la planta baja. No había evidencia de más almas vivientes en el Palacio o en la zona formada por varias manzanas a su alrededor”.

Molina Ureña se negó a abdicar: «En su habitual tono mesurado, pero con intensa emoción, admitió su intención de permanecer en el Palacio y morir, si fuera necesario, antes que traicionar al pueblo dominicano y sus aspiraciones de libertad y democracia». Pero la evidencia de la derrota era abrumadora. Estaba solo, abandonado por los principales líderes militares del movimiento.…..Fue así que, «ante la difícil situación de la falta de apoyo de sus líderes militares, que actuaban ya sin su consentimiento», Molina Ureña cedió.

3.2 Libro “Santo Domingo: La Revuelta de los Condenados”, de Dan Kurzman.

Pags.154 a 156

Los tanques de Wessin habían empezado a cruzar el Puente Duarte; continuaba el bombardeo del Palacio Nacional, y la Marina…había empezado su bombardeo de la ciudad….Además…los partidarios de Bosch en el Ejército… habían bajado de unos 8,000 a unos 1,000, mientras que un regimiento…de San Cristóbal se hallaba en ruta para ayudar a Wessin.

Las deserciones militares se debían….a un creciente temor de que serían dominados por los civiles armados, quizá los comunistas que había entre ellos…Tan derrotista se sentía el lado rebelde que unos quince de sus jefes militares, dirigidos por Hernando Ramírez, sabiendo que el embajador había vuelto, fueron voluntariamente a la embajada el martes por la mañana para pedirle su ayuda y detener el derramamiento de sangre.

Benjamin J. Ruyle….sugirió al grupo que, para discutir un arreglo, sería mejor que estuviera presente el Presidente provisional Molina Ureña…los oficiales…se mostraron poco dispuestos a acceder, discutiendo que Molina estaba en el Palacio Nacional bombardeado casi constantemente. Ruyle dijo sin embargo que, a pesar de los riesgos, él mismo iría a Palacio si le acompañaban….

El gran edificio del palacio parecía una reliquia…Las ventanas destrozadas, los agujeros de bala y los desgarrones en sus muros, atestiguaban la severidad de los ataques aéreos… El grupo de hombres entró y halló a Molina sentado en una habitación junto al corredor principal con varios consejeros….Los recién llegados hablaron con firmeza. Dijeron que ya había muerto bastante gente, y que la lucha debía detenerse.

Ruyle sugirió que Molina volviera con ellos a la embajada para discutir el modo de poner fin a la guerra. Pero Molina, con el rostro repentinamente pálido de rabia, replicó que nunca traicionaría a la revolución. Se negó a ir. Finalmente, uno de sus consejeros, Luis Homero Lajara Burgos, oficial naval….su Director de Seguridad Nacional, le persuadió de que en estas circunstancias no había otra elección. Con lágrimas en los ojos, Molina cedió.

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