Avenida George Washington, un paseo lleno de historia por la capital dominicana

Avenida George Washington, un paseo lleno de historia por la capital dominicana

EFE. Reportaje. “Ésta es una de las avenidas más populares y atractivas de la capital dominicana”, dijo a Efe-Reportajes Amalia Santos, una vecina de la Ciudad Colonial de Santo Domingo que cada día, al caer la tarde, pasea con su perro por el Malecón, una vía de algo más de diez kilómetros de recorrido cuyo tramo principal lleva el nombre de avenida George Washington.

Para esta dominicana, “no hay nada mejor que sentir la suave brisa del Malecón en las tardes”, donde se siente “muy libre y en armonía”. “Aquí me la paso muy bien. Disfruto con mis amigos, pero además he tenido la oportunidad de conocer personas de diferentes países, culturas y religiones”, subraya.

La historia del Malecón.  La historia del Malecón se remonta a 1924, cuando el ingeniero dominicano Arístides García Mella tuvo la idea de construir un paseo o una avenida a lo largo de la costa del mar Caribe de Santo Domingo. Según diversos relatos, García Mella dibujó en un mapa de la capital dominicana dos líneas paralelas punteadas, desde la prolongación de la calle Pina hasta donde se erige hoy un obelisco, que es uno de los principales símbolos de esta avenida.

Sin embargo, no fue hasta finales de 1931 cuando la Junta de Ornato de Santo Domingo, nombrada por el dictador Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961), dispuso el inicio de los trabajos de construcción del primer tramo de la avenida George Washington. Para la construcción de la vía, que se convirtió en una extensión del paseo Presidente Billini, fue necesario tomar unos 35 metros de terrenos privados situados a la orilla del mar. Los trabajos de construcción fueron iniciados por una veintena de presidiarios, provistos de dos yuntas de bueyes, machetes y hachas.

Pronto llegaron los problemas, ya que los propietarios de los terrenos, entre ellos, Damián Báez, quien  presidía la Suprema Corte de Justicia, presentaron una querella contra el ingeniero encargado de la obra, José Ramón Báez López, por entrar a una propiedad privada sin previa autorización.

El ingeniero acudió a Trujillo, quien imponiendo su voluntad agilizó los trabajos, los cuales no podrían detenerse a menos que él lo autorizara. Tras años de construcciones y empalmes, la popular avenida fue inaugurada en medio de una gran celebración el 23 de febrero de 1936 con el nombre de George Washington, coincidiendo con el día del natalicio del primer presidente de Estados Unidos. Según informes de la época, la avenida sería bautizada con el nombre del dictador, pero finalmente se optó por el de George Washington, lo que fue   oficializado en 1935 por el Congreso Nacional.

A su atractivo natural, se une el de los hoteles de lujo construidos a lo largo de esta vía, en la que también hay los más variados bares y restaurantes de Santo Domingo.

Los obeliscos.  Entre los principales símbolos del Malecón, se hallan los dos obeliscos popularmente bautizados como “macho” y “hembra”, construidos para satisfacer la megalomanía de Trujillo, asesinado el 30 de mayo de 1961 por un grupo de hombres en esta misma avenida.

También está la renovada plaza Juan Barón, un punto obligado de reuniones, encuentros culturales y disfrute del ocio.

El Malecón se puede recorrer perfectamente caminando, y también montado en carruaje o  calesa, otro de los atractivos de la emblemática avenida. Varios tramos de esta vía se han convertido a lo largo de los años en improvisadas salas de exposiciones donde se exhiben  cuadros y pinturas de dominicanos y haitianos.

Cada año, entre febrero y marzo, el Malecón se llena de un sinfín de llamativos y coloridos disfraces, comparsas y música para celebrar las fiestas del carnaval, la expresión más importante de la cultura popular dominicana. En el verano, en julio, la avenida acoge la celebración del tradicional Festival del Merengue de la República Dominicana, un evento por el que desfilan las principales orquestas del país. Y en diciembre, el paseo se convierte en la discoteca más grande de la nación, con miles de personas que celebran la llegada del Año Nuevo al compás de diferentes ritmos musicales.

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La isla artificial

Hace cinco años el Gobierno dominicano anunció la construcción de una isla artificial frente al Malecón que contaría con una inversión -fundamentalmente española- de entre 400 y 450 millones de dólares, con el sello del arquitecto español Ricardo Bofill. El proyecto incluía centros culturales, zonas verdes, puertos, hoteles, áreas comerciales,  oficinas, viviendas y una marina o muelle deportivo para 300 naves. El rechazo  por parte de ecologistas y  la sociedad civil no se hizo esperar. Un año después, los  promotores  abandonaron el proyecto.

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