Jack Michael Martínez es un atleta de gran relevancia en el baloncesto dominicano.
Ha sido, si se quiere, un soporte para el baloncesto local en momentos de crisis, en ocasiones, con o sin figuras, siendo un gran estelar de este deporte.
Pero es un hombre de temperamento fuerte que en ocasiones, o casi siempre, golpea la indisciplina y eso lo ha sellado como un atleta problemático.
Hay ocasiones en que desconoce, que además de ser buen jugador, es un líder de un grupo y líder de muchachos que representan una nación.
Hay seguidores que prefieren que el no juegue, por temor a que provoque indisciplina, como ha pasado. Ese temperamento ha provocado que tenga problemas con dirigentes, fanáticos y hasta con periodistas, por pendejadas.
Independientemente a todo eso es un atleta que siempre está presto a representar al país, es un competidor aguerrido y un hombre que juega fuerte y defiende la patriacon o sin dinero, pese a que el Grillo Vargas decía que los militares son los que están para defender la patria y cobran los día 25 de cada mes.
Por esas razones quizás Jack esté como el «coronel que no tiene quien le escriba» y ese es el punto.
La Federación de Baloncesto no tiene derecho a darle una patada y salir de un atleta, que pese a todo siempre está cuando lo necesitan, y la Federación no ha sido elegante, Jack no se ha ganado eso, se ha ganado, que si no lo van a necesitar, lo hagan con elegancia, lo despidan como un héroe. Como se lo ha ganado.
No es correcto tirar todos esos buenos años a la basura, Jack todavía puede aportan, así que los directivos de la federación pueden enmendar su error, comenzar el juego y aplicar lo de apóstol Marco, A Dios lo que es de Dios y a Jack lo que es Jack.
Ojalá que no me vengan con el cuento, que no va a los Panam para tenerlo descansado dizque para el pre-olímpico.
Todavía hay tiempo para arreglar eso.