En esta imagen del 27 de octubre de 2015, Jesús Lezama, de 96 años de edad y seguidor de los Leones de Caracas, toca una corneta durante el duelo contra los Navegantes del Magallanes en Caracas, Venezuela. Durante años, los juegos de beisbol en Venezuela, ruidosos, costeables y llenos de cerveza, han servido de escape a los aficionados ante la creciente crisis económica en el país. Ahora, con un incremento del 300% al precio de las entradas, el pasatiempo nacional está en riesgo, con un inicio de temporada ante estadios a media capacidad y con peloteros cuya dieta diaria apenas da para comprar el almuerzo. (Foto AP/Ariana Cubillos)
CARACAS, Venezuela. Los ruidosos juegos de béisbol en Venezuela, costeables y llenos de cerveza, desde hace tiempo han sido el refugio de los aficionados ante la creciente crisis económica del país. Ahora, un incremento del cuádruple del costo en los boletos de entrada ha representado un duro golpe al pasatiempo nacional.
Este mes, la temporada inició ante estadios a la mitad de su capacidad y con peloteros que señalan que su dieta salarial diaria no es suficiente para comprar un almuerzo. Durante un reciente encuentro nocturno, los arraigados seguidores del béisbol, que celebran lo que en Venezuela se define como la religión nacional, ocuparon apenas una tercera parte del estadio en el centro de Caracas. La plaza de vendedores a las afueras del inmueble daba la sensación de un pueblo fantasma, que ha marcado gran parte de la vida venezolana mientras la nación comunista lidia con la mayor inflación del mundo y un severo desabasto de artículos importados.
Durante el primer mes de la temporada, la asistencia promedio se redujo en 25% en el estadio con capacidad para 25.000 espectadores. “No es sólo el costo de la entrada, es todo el gasto que hace una familia para su estancia durante el juego”, dijo Luis Rojas, director del Estadio Universitario de Caracas. Aunque la mayoría de los sudamericanos prefieren el fútbol, Venezuela está loca por el béisbol. Experta la mayor cantidad de jugadores a Grandes Ligas con la excepción de la República Dominicana, incluyendo a varios que participan con los Reales de Kansas City y los Mets de Nueva York en la Serie Mundial de esta semana. Durante el receso en las mayores, peloteros de todos los niveles regresan al país para seguir jugando pelota. El hecho de que miles de venezolanos sigan dispuestos a pagar los nuevos costos al estadio, de hasta 2.000 bolívares —una quinta parte del salario mensual promedio— es evidencia de su amor por el juego.
Un vendedor de cerveza fue abucheado durante su trayecto en el graderío tras anunciar a los descontentos aficionados que el precio de la botella de 300 mililitros (10 onzas) aumentó de 30 a 120 bolívares con respecto al final de la temporada anterior, y las marcas más populares ya no están a la venta. “El año pasado mis zapatos costaban 2.000 bolívares y ahora cuestan 18.000”, gritó de regreso a los consumidores. Incluso aquellos aficionados a la cerveza que cuentan con los medios se están limitando. El locutor de radio Daniel De La Cruz se ha limitado a dos botellas de cerveza light por entrada, en lugar de ordenar la caja de 36 para él y su esposa, como solía hacerlo.