Mi querida colega Leonora Ramírez S., en su bella página dedicada a la Feria del Libro y que HOY publica en cada jornada, dedicó ayer su historia principal a temas relacionados con la litografía. Y eso, mi querido Magino, me trajo a la mente muy gratos recuerdos, no por la litografía en sí, sino más bien por las personas y empresas que la desarrollaron y por la forma de impresionante seriedad con que han llevado a cabo sus actividades a través de los años.
Supongo, viejo verde, que usted ya se habrá dado cuenta que le hablo de la Litografía Ferrúa, la misma que opera en la José Reyes, de esta ciudad capital.. Debo decirle, caro Magino, que una razón puramente emotiva también me vincula con la Litografía Ferrúa, pues allí laboró, como único trabajo que tuvo en su vida, mi querido e inolvidable suegro Fernando Arturo Soto, romántico cronista deportivo, sobresaliente atleta de pista y campo y fútbol y hoy inmortal del deporte dominicano. Fernando Arturo trabajó con Ferrúa desde muy jovencito hasta que la pérdida de la visión le obligó a retirarse, recibiendo de sus patronos un trato humano y noble hasta el fin de sus días…La Litografía Ferrúa fue fundada en 1926 por el ciudadano italiano Gerolamo Ferrúa. Gerolamo había llegado al país en 1913, bajo el gobierno de don José Bordas Valdez y trabajó en la imprenta de la familia Lepervanche, si la memoria no me falla, editores luego del diario La Opinión. Al establecerse, envío a buscar a su hermano Antonio Manuel. En 1926, el año de su inicio, la Litografía Ferrúa imprimió el primer sello aéreo para América Latina. El negocio se fue acreditando por la calidad de los trabajos que realizaba y por el cumplimiento de sus compromisos contraídos. En 1929, el gobierno de Horacio Vázquez otorga a la Litografía los trabajos de impresión de un sello conmemorativo que mostraba el Alcázar Don Juan Ferrúa entra a dirigir el negocio, en calidad de presidente del mismo, después de la muerte de su padre Gerolamo y la Litografía marcha pareja con los avances de la técnica de la época. Cuando don Juan fallece, su hijo Juancito se hace cargo de la dirección de la litografía, hasta el momento de su deceso en 1999. Antonio Ferrúa hermano de don Gerolamo, por años fue el director de los talleres litográficos y su primo hermano Nino, un fino artista, fue el diseñador del establecimiento… La Litografía Ferrúa, sin bulla alguna, ha sido la maestra en la confección de sellos postales y aún en una época en que este tipo de correos disminuye aceleradamente, los impresores mantienen su gran confianza en los editores de años ha. Ayer tarde, por ejemplo, en la Litografía se trabajaba en la preparación de un sello con la efigie de Su Santidad, el Papa Juan Pablo II. Pero no vaya usted a creer, mi querido Magino, que en la Litografía Ferrúa no se cultiva amor por la historia. Allí se conservan todas las impresiones, en piedras originales, de trabajos realizados en distintas épocas, desde la fundación de la empresa. Y si usted no es muy agalluíto, le diré que los originales de invitaciones, programas y otras cositas dispuestas por el gobierno de Rafael L. Trujillo en ocasión de la denominada Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, puede usted encontrarlas allí… Y es que la Litografía Ferrúa no sólo es prestigiosa por la calidad y seriedad en la impresión de los sellos postales. Hubo una época en que quien deseaba calidad y exactitud en la entrega de trabajos, tenía que encomendarlos a la Litografía de la José Reyes. Allí se imprimían centenares de miles de etiquetas para los rones de la época, independientemente de calendarios, folletos y documentos de importancia. Hoy, Maginito, aparte de los sellos postales, la Litografía Ferrúa es sujeto de crédito por su cumplimiento, para la impresión de sellos y documentos oficiales de gran importancia… Otra generación de descendientes de don Gerolamo Ferrúa maneja la empresa y mantiene el patrón trazado en 1926: el cumplimiento de los compromisos que se contraen. Esos directivos actuales son Jesús María Troncoso Ferrúa, María Ferrúa, George Chottin y Pedro María. Maginito querido, mil gracias a la colega Leonora por traerme a la mente el deber de hacer justicia a una empresa que entiendo que justicia merece.