El razonamiento es sencillo. Tasas de interés más altas aumentan el atractivo de una moneda, por lo tanto esta debería apreciarse. Pero no siempre funciona así.
Hoy el dólar ronda una de sus cotizaciones más débiles en tres años, mientras que los rendimientos de referencia de los bonos del Tesoro de Estados Unidos están cerca de su valor más alto en tres años y medio. La ruptura del vínculo se puede ver más fácilmente al comparar el dólar con el yen.
A los mercados les encantan las historias, y la que se está difundiendo ahora para el dólar es que el actual déficit de cuenta corriente de EE.UU. y las perspectivas de ampliación de la brecha del presupuesto federal del país son malos para la moneda. No siempre fue así, pero esa es la historia que está cobrando fuerza entre los analistas… y podría recibir más impulso este miércoles si el secretario del Tesoro de EE.UU., Steve Mnuchin, dice en Davos que un dólar debilitado es bueno para el comercio.
¿Qué podría cambiar el relato? Estas son algunas opciones propuestas recientemente:
– La Reserva Federal se vuelve más agresiva de lo previsto, sube las tasas en EE.UU. y arrastra al dólar.
– El Banco Central Europeo pospone los planes de ajuste de la política monetaria.
– Mejora la balanza comercial de EE.UU. (el Fondo Monetario International prevé un modesto deterioro, a 2,62 por ciento del PIB este año y 2,73 por ciento el que viene, todavía muy por debajo de los niveles de la década de 2000).
– China deja de permitir que se aprecie el yuan frente al dólar.
– Los bonos de países europeos periféricos como España dejan de tener buen desempeño.