(FILES) - A file picture taken on June 16, 2015 shows Real estate mogul Donald Trump as he announces his bid for the presidency in the 2016 presidential race during an event at the Trump Tower on the Fifth Avenue in New York. NBC and Televisa severed business ties June 29, 2015 with Donald Trump, joining a chorus of protests over the mogul turned US presidential hopeful's remarks about Mexican immigrants. It means the Miss USA and Miss Universe beauty pageants -- for which Trump owns the broadcast rights -- will not be aired on NBC, which is a unit of Comcast. And Trump, 69, will no longer appear in the NBC reality show "The Apprentice," where he had been a star attraction. AFP PHOTO/ KENA BETANCUR
El déficit comercial creció hasta los 621.000 millones de dólares en 2018, un 12,5% más que el año anterior y un 23% que cuando el presidente Donald Trump llegó a la Casa Blanca.
El déficit en los intercambios de bienes y servicios registrado el pasado año es el más alto desde 2008 —710.000 millones—, todavía en tiempos de vacas gordas: justo antes de estallar la Gran Recesión que derivó de la crisis financiera. Un año después se desplomó hasta los 384.000 millones, para después estabilizarse cerca del medio billón.
El registro de Trump en 2018 es, además, 119.000 millones más elevado de lo que recibió de su predecesor, Barack Obama, hace solo dos años. La imagen es peor aún si se descuentan los servicios que EE.UU ofrece en el extranjero, donde la balanza es positiva en 270.200 millones.
En el segmento de bienes, sin embargo, el déficit creció un 10%, hasta los 891.250 millones, con lo que se marca un nuevo récord. Si se compara con el conjunto de la economía, el déficit global representa el 3% del PIB, dos décimas más que en 2017.
La brecha en la balanza comercial ya alcanzó el nivel de 2017 en noviembre.
En diciembre, el déficit rondó los 59.800 millones, un 19% más alto que un año antes. La fortaleza del dólar también contribuye a incrementarlo: al abaratarse los bienes importados, el incentivo a adquirir productos manufacturados en el exterior aumenta. Y viceversa en el caso de los bienes exportados: a las empresas estadounidenses les es más complicado vender su producción.