El aprendizaje continuo: un desafío de la revolución tecnológica

El aprendizaje continuo: un desafío de la revolución tecnológica

Dedicado a mi querido amigo Pepín.

En entrega anterior, nos referimos a las disparidades existentes entre las demandas de los empleadores y el currículo universitario. Esta brecha volvió al foco de atención a existir otras opciones educativas que buscan las nuevas tecnologías y las cambiantes necesidades de las instituciones y las empresas. Los avances exponenciales de las ciencias difuminaron las fronteras entre las diferentes disciplinas y negocios por lo que, actualmente, es preciso que incentiven la interdisciplinariedad en los individuos para que puedan mantener su competitividad.

Un informe reciente de Deloitte titulado: Lifetime Learner, afirma que las instituciones tradicionales distribuyen conocimiento, de manera inflexible, en lugar de optar por un flujo constante de información. De hecho, en el 2011, empresas americanas invirtieron 105,000 millones de dólares en entrenamientos de sus empleados. Y según la Sociedad Americana para el Entrenamiento y Desarrollo”, un importante porcentaje de las habilidades aprendidas son olvidadas en poco tiempo. La razón es que cada día se crean más roles que requieren nuevas habilidades. Deloitte estima que para el 2020, la vida útil de los estudios universitarios será de apenas cinco años. De acuerdo con la red social profesional LinkedIn, gran parte de las diez profesiones más utilizadas, actualmente, no existían hace cinco años. Entre ellas destacamos: arquitecto de Big Data y especialista de servicios de la Computación en la Nube.

La revolución tecnológica y la gerencial posibilitaron la revolución educativa y fomentaron la caída de las barreras de entradas, introduciendo ideas no ortodoxas con contenidos educativos más baratos, accesible y, aún más importante, a la carta. Estas instituciones constituyen la piedra angular del aprendizaje continuo que nuestras economías tanto necesitan. Ellas buscan nuevos enfoques y metas que no pueden ser adaptadas por instituciones tradicionales como notas o complemento de un curso.

El auge de este sector “informal” de la educación se debe a la gran disponibilidad de financiamiento en tecnologías de la educación. Las categorías educativas de cursos en línea masivos y abiertos (MOOCs) contribuyeron al desarrollo de habilidad profesional y vieron su mayor inversión, por parte del sector educativo, en el segundo trimestre del 2014. Los MOOCs y los recursos educativos abiertos han cobrado mucha fuerza; constituye una base importante y señalan cómo la creación, estructuración y distribución de contenido se han reinventado. De estos cursos, destacamos: a Udemy, Coursera, Open Course Ware, y Khan Academy. Asimismo, algunas universidades han aprovechado estas plataformas para mejorar su presencia. Yale ha pactado con Coursera para ofertar un catálogo de cursos complementarios a los presenciales.

Cuatro innovaciones, entre otras, posibilitan que estos nuevos integrantes del sector educativo adquirieran el poder preciso para revolucionar la industria:

1. Accesibilidad: la era del internet ha abierto las puertas a creadores y consumidores de conocimiento.

2. Aprendizaje social: hablar del contenido con colegas es más efectivo para el aprendizaje que el contenido mismo.

3. Espacios de creación: combinan las ventajas de equipos unidos con la capacidad de involucrar una gran cantidad de participantes para así crear nuevos contenidos.

4. Garantías: nuevas maneras de validar el aprendizaje obtenido que van más allá de diplomas, como medallas virtuales.

Asimismo, en el marco de las innovaciones señaladas, existen instituciones de inmersión de corto plazo como Dev Bootcamp, Hack Reactor, Code Academy y Draper University. Aunque no reemplazan las instituciones tradicionales, sus estudiantes crean relaciones y reforman, fuertemente, los conocimientos a través de proyectos reales y prácticos que los hacen mucho más atractivos para los empleadores, por ejemplo, Dev Bootcamp promociona una tasa de colocación del 90% en compañías líderes como Google y Facebook. Más aún, Code Academy ha logrado adiestrar a más de 24 millones de usuarios a la programación, habilidad muy demandada en el mercado actual.

Nos sentimos profundamente satisfechos que, después de cinco décadas, ambos permanezcamos en la cúspide de la ola del aprendizaje permanente. Por eso con la mayor humildad y gratitud te decimos: ¡Gracias Señor!

Investigador Asociado:

Iván Kim Taveras.

 

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