El medio ambiente en el  arte

El medio ambiente en el  arte

El  concepto de  medio ambiente  tiene  un  extenso significado; es  tan amplio que vale la pena reflexionar  sobre lo que en relación al arte  refleja este sustantivo. Si entendemos por medio ambiente el entorno vegetal, animal, mineral, o climatológico del ser  humano, entonces podríamos  considerar  que muchos de los maestros  románticos del siglo  XVIII, y también los naturalistas del siglo XIX, acogieron este calificativo, y  aceptaríamos con acierto y  lógica,  que,  tanto  Millet  como Van Gogh, Cezanne y Monet, llevaron y matizaron- antes que nadie- el mundo exterior al taller, con el objetivo primario de buscar  luces, colores, formas  y movimientos  de los elementos  naturales,  y mostrarlos en sus obras. En  ellos, encontramos la impresión  gráfica  y  plástica  del entorno natural enmarcado en el paisajismo, así como en las escenas  rurales  y románticas de la relación del “ser humano” con el  mundo vegetal, apropiado e  interpretado  por  el artista  como un mecanismo emotivo  y carnal.

Se trata,  ante todo, de una sensación, de un sentimiento  hacia  la naturaleza  y la relación  que une  a los seres  humanos, con los elementos  existenciales  que comparten el planeta  Tierra. Ese  sentimiento o enfoque  romántico y naturalista  que nos  ofreció  un  mundo intervenido  por el artista después de la obra  divina, nos  permite  hablar  hoy de los  Girasoles de  Van  Gogh, de sus campos de  trigo, de los manzanos  de Cézanne, de las  adelfas de  Monet en  los estanques  de  Giverny. Estábamos  entonces en una relación abierta  con la naturaleza  protegida de las  agresiones futuras, de las  revoluciones  industriales y químicas, en fin, fuera del uso  de las agresiones  científicas del hombre sobre la Tierra. Eran  años en los que  el arte acompañaba el sentimiento de vida y de belleza frente a la creación, y el artista  impresionista, naturalista o romántico, participaba de la alegoría de la belleza  a  su manera y con  su personalidad  intelectual, ética  y estética.

Pero,  el ser humano aterriza después de la primera y segunda  guerra  mundial,  y tiene  que tomar en cuenta su pulsión destructora, las consecuencias de la  ciencia  sobre la vida y los resultados del gran  desarrollo consumista que se inicia en los años sesenta.

La utopía del mejor  de los  mundos  posibles del Cándide  de  Voltaire,  se convierte en una  alarma  frente  a los cementerios arquitectónicos  dejados por las dos guerras, y las consecuencias del espíritu destructor de los seres humanos se exhibe –sin sonrojos y arrepentimientos-…

El consumismo como mecanismo de desarrollo del capitalismo, da nacimiento  a los cementerios de chatarras  automovilísticas, que el escultor  francés César investiga hasta lograr  una  obra  monumental de carros  viejos  comprimidos en una  torre identificada  artísticamente  con el mismo nombre. Armán, se escenificará  el mismo rompiendo  pianos  y  violines como  manifiesto de derrumbe  y ruptura  con el pasado.

Cuando el artista Christo y su esposa,  intervienen el  Puente  Nuevo de  París, en una  envoltura blanca monumental, entendimos en esta intervención  artística  que el mensaje  podría  simplemente  señalar  la  protección de una importante obra  frente  a las  agresiones de los tiempos.

En todo el mundo, los creadores, artistas visuales  ante todo, empezaron a  partir de los años 60,s  a manifestarse  frente  a las  agresiones contra el planeta  Tierra.

La relación del artista con el arte  se compromete  cada vez  más con el entorno existencial; los artistas  salen de sus talleres  y reflexionan  sobre las consecuencias humanas que conllevan el exceso de consumo, las experiencias  químicas  y  físicas  de la industria  nuclear, el abuso de los químicos sobre la producción agrícola, las enfermedades epidémicas, el empobrecimiento de la tierra por abusos de explotación, el éxodo rural, etc.

En fin , a través del planeta, y a partir de los años 7º,s   los artistas  escenifican, interpretan y asumen a través de la tri-dimensión  y del performance  las consecuencias sobre la vida en  su axioma  más  amplio, del desarrollo incontrolado de la ciencia, la  química, y el afán de nuevas riquezas energéticas  e industriales  que significan la muerte del planeta.

La sensibilidad del artista percibe antes que muchos, siente el peligro  y entona una respuesta usando como vehículo su herramienta o sus herramientas: el arte. Esta es el arma con la cual lucha y protesta; alerta y reclama a su sociedad, y al mundo global.

El el Caribe, podemos ubicar estos procesos, y nos parece de gran pertinencia que la próxima Trienal del Caribe, a celebrarse en Santo Domingo, se interese por la apropiación del arte frente al medioambiente. La producción es intensa y densa en nuestra región, tanto que en los años  ochenta vimos  aparecer la expresión artística de las consecuencias  migratorias  en los excelentes  trabajos del cubano José Bedia, al igual que en kcho, otro importantísimo artista cubano, quienes  abrieron un espacio de reflexión y de códigos, tanto en sus dibujos como en sus instalaciones,  incitando así  a compartir el “arte  instalación”  como escenificación  de un contexto socio-cultural  y político. El mar aparece como metáfora de muerte, el remo y la  yola  como  apuesta  de salvación o infierno…

La intensidad de la  condena  a la   emigración  ilegal  por vía de  “boat peoples” inspiraron la mayoría de los artistas caribeños, como los dominicanos Tony  Capellán y Jorge  Pineda, quienes jugaron un papel de primer orden entre los años  ochenta y noventa,  dándole  un giro de concientización  a la sociedad  dominicana  a través de sus obras.

Entendemos que  a  partir de los años noventa, el discurso  visual en relación  al medioambiente se ha intensificado a través de nuevas propuestas y  de jóvenes  generaciones  en todo el Caribe, y que  hoy  día la escenificación a través  del  performance y de la tridimensión  enfocada en los  procesos  sociales de la  migración, el narcotráfico, la  prostitución, el Sida, la pérdida  y abuso de la infancia, la  violencia  contra las mujeres, los desechos sólidos, la basura, se visualizan  con generaciones  recientes que se plantean nuevos recursos como el video-art, donde escenifican las inquietudes de las nuevas  generaciones  frente  al derecho de sobrevivir y existir  en sus tierras caribeñas de  origen.

Este concepto de reapropiación del  Caribe  tiene una lectura  abierta en  artistas del  Caribe francófono,  como es el  caso del maestro Helenon de  Martinica, implicado en el “habitat” dentro de sus obras  de pinturas, instalaciones, pero también, en las  radioscopias del maestro Ernest  Breleur, y en las  necrologías  de  Bruno Pedurand.

La “I Trienal Internacional del Caribe Santo Domingo 2010” es un evento lanzado recientemente por el Museo de Arte Moderno,  amparado  bajo la Declaración “Santo Domingo Capital Americana de la Cultura 2010”, en el que arte y el medio ambiente, son invitados de gala, por lo que consideramos fundamental apoyarlo con firmeza  y determinación,  y  sentimos una  amplia satisfacción y respeto por todos  aquellos  y aquellas que lucharon  por  celebrar este acontecimiento.

Pero  queremos  señalar que el concepto de  medio  ambiente  y arte  es un concepto de múltiples variaciones y exposiciones  posibles, y que  América  Central y el Caribe  contienen referentes compartidos  y  fraccionados  sobre  el tema. Consideramos que  en sí, es una apasionante  apuesta donde  indiscutiblemente  debe existir  una visibilidad de la evolución  de la creación  artística  implicada  en la problemática del medio ambiente, poniendo en evidencia las  nuevas  generaciones  en su re-apropiación  del Caribe, a partir de los  noventa, pues entendemos,  que el lenguaje visual  y las técnicas y procesos de  ejecución  tienen y siguen teniendo una indetenible  evolución de propuestas. Ojala,  que  la  “I Trienal Internacional del Caribe Santo Domingo 2010”, permita  que  la capital de Santo Domingo   convierta algunos de sus  espacios en capital  de las nuevas  propuestas  artísticas  medio-ambientales del Caribe, con eventos  “in  situ” y en vivo  que interactúen con la ciudadanía, siempre con deseos de ver nuevas y actualizadas propuestas artísticas y culturales.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas