De los Servicios de Hoy.- Los mercados mundiales nunca habían estado tan inundado de dinero como ahora y el dinero no había valido tan poco, lo que plantea grandes riesgos para la economía mundial.
Los grandes bancos centrales han pasado a ocupar una posición central en la economía mundial, pues están adoptando medidas nunca vistas para fomentar la inflación, estimular la economía, crear empleo, animar el crédito… “y solo algunos pocos se atreven a reconocer que también lo hacen para devaluar sus divisas. Esto es, manipular el tipo de cambio”, afirma un reportaje de El Economista.es.
La publicación revela que desde que el Banco Central Europeo (BCE) anunciara su programa histórico de compra de bonos, el 22 de enero, los movimientos de los bancos centrales mundiales se han multiplicado. En enero, un total de 12 entidades modificaron su política monetaria y en lo que va de febrero, Rumanía, Australia y China ya han intervenido.
Los expertos advierten que, al margen de los beneficios que hayan conseguido (que no son pocos), los riesgos empiezan a ser cada vez más evidentes y peligrosos. «Estamos utilizando unas medidas que tienen enormes riesgos», advierte José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. La máquina de los billetes no es ilimitada y sus efectos no son neutrales sobre la economía. La devaluación de una divisa se consigue con bajadas de los tipos de interés y, cuando ya están en cero, con inyecciones de liquidez. Esto es lo que han hecho los grandes bancos centrales mundiales, inundando los mercados financieros de dinero, lo que ha provocado que la rentabilidad del mismo se sitúe en mínimos históricos. Algunas entidades hasta cobran por el exceso de liquidez con el objetivo de que los bancos presten su dinero o lo saquen a otros países y otras divisas.
Esta situación ha provocado que los activos supuestamente sin riesgo ofrezcan rentabilidades negativas. «Cuanto más dinero metes en el mercado, mayor es la incertidumbre sobre su valor y, por tanto, uno no sabe cuál es el valor real de las cosas», explica Javier Santacruz, economista e investigador.
Mientras tanto, el mercado, anestesiado por las inyecciones de liquidez, pierde el sentido del riesgo porque todos los activos suben y se revalúan. «Muchos inversores operan muy apalancados en un mercado que solo genera beneficios y en el que el dinero es gratis», explican los operadores. Ante esta situación, cualquier cosa que genere incertidumbre provoca una reacción mucho más brusca, ya que los actores de mercado muy endeudados se mueven más con el pánico.
Esta situación tiene otra lectura: el dinero se asigna de forma no productiva porque la liquidez se queda en mercados con poco o ningún riesgo pero con rentabilidades negativas. Y mientras tanto, la economía real sigue ahogada por la ausencia de crédito. Una asignación de los recursos poco eficiente que se prolongue en el tiempo tendrá efectos nocivos sobre el conjunto de la economía.
«La avalancha de liquidez les hará que presten algo más, pero siempre a clientes solventes», alerta Santacruz. En definitiva, si la liquidez de los bancos centrales se destina a calentar el mercado en lugar de incentivar las inversiones productivas, los países irán perdiendo competitividad.
ZOOM
EU es un ejemplo
Estados Unidos es un buen ejemplo de esta situación, ya que mientras la Reserva Federal inundaba de liquidez a la banca, el multiplicador monetario (el aumento de la masa monetaria por la reserva fraccionaria de los depósitos bancarios) está en mínimos históricos. Esto significa que todas las inyecciones de liquidez no se transforman en crédito, sino que se quedan estancadas en los mercados financieros.