Entonces el rumor sobre un pacto político-electoral entre el PLD y el PRD era cierto, como confirmó ayer el vocero de la bancada perredeísta en la Cámara de Diputados, Ruddy González, apenas horas antes de que sus compañeros de partido votaran a unanimidad en favor del proyecto de ley que convoca la Asamblea Revisora para reinstalar la reelección presidencial en la Constitución. Y aunque no ofreció mayores detalles sobre las negociaciones, sí manifestó, como quien intenta dar una explicación, que en política se hace lo posible que beneficie en mayor medida a la colectividad. Lo que ha dicho en realidad el vocero perredeísta es que unos cuantos políticos han decidido, a puertas cerradas, qué es lo que mas le conviene a la colectividad, es decir a la sociedad dominicana, y sobre todo qué es lo que mas beneficia a quienes detentan el poder y controlan el Estado, que ahora tienen un nuevo socio con el cual tendrán que repartir el botín, perdón el Presupuesto Nacional: Miguel Vargas y el PRD, que de un día para otro dejó de ser un partido anti-reeleccionista para convertirse en reeleccionista. Se trata mas o menos del mismo grupito que decidió, también a puertas cerradas, modificar la Constitución para hacer posible la reelección del presidente Danilo Medina, por lo que congeló las aspiraciones de todos los peledeístas que ejerciendo su derecho a ser elegidos trabajaban por una candidatura a senador, diputado, alcalde o encargado de un distrito municipal. ¿Es eso lo que mas le conviene a la democracia dominicana? Solo un cínico respondería afirmativamente a esa pregunta, el mismo cínico que también dirá que el acuerdo “histórico” surgido de las negociaciones entre las cúpulas del PLD y el PRD, que se realizaron completamente de espaldas a las bases de ambas organizaciones y por lo tanto carecen de legitimidad democrática, es el preludio de un “Gran Pacto de Nación” que en 20 años resolverá todos nuestros problemas.