Moscú/Madrid. El Real Madrid está obligado a levantarse y reaccionar a las dos derrotas consecutivas encajadas, ante Sevilla y Barcelona, para recuperar la autoestima en Liga de Campeones, competición en la que tiene la oportunidad en Lviv de certificar su acceso a octavos de final como líder de grupo ante un Shakhtar Donetsk con urgencias.
Llega el Real Madrid a Ucrania en su momento más delicado de la temporada, con Rafa Benítez recibiendo toda la confianza del presidente Florentino Pérez y la directiva tras ofrecer la peor imagen posible el día que más duele, en el clásico del Santiago Bernabéu ante el Barcelona.
El incontestable 0-4 deja en el punto de mira del madridismo a un técnico que erró en su planteamiento y en la elección de jugadores recién recuperados de lesiones, y varios futbolistas del Real Madrid que quieren desquitarse con rapidez. Jugadores de la grandeza de Cristiano Ronaldo o Gareth Bale buscan goles para escapar de las críticas. Benítez hará cambios obligados y busca revulsivos.
En defensa cuenta con las bajas del capitán Sergio Ramos, que ha tenido que parar buscando recuperarse definitivamente de su dañado hombro izquierdo, y el brasileño Marcelo, que ha recaído de su lesión muscular. Sus puestos en el once los ocuparán el portugués Pepe en el centro de la defensa y Nacho Fernández en el lateral izquierdo. Mientras que Dani Carvajal mandará al banquillo a Danilo tras dos encuentros que han marcado para mal al brasileño.
Todo apunta a que las novedades en el centro del campo serán dos jugadores que fueron suplentes en el clásico- el brasileño Casemiro, apercibido de sanción, e Isco Alarcón. La vuelta, recién recuperados de sus lesiones, del colombiano James Rodríguez y del francés Karim Benzema les perfilan como suplentes en Lviv. Isco no podrá jugar en Liga, en la visita al Eibar, tras su expulsión ante el Barcelona, después de entrar rumiando el enfado por su suplencia.