En la actualidad, existen muchas informaciones y reflexiones que validan el hecho de que para crear y mantener climas laborales sostenibles, creativos, innovadores, colaborativos, confiables y felices, es imprescindible que los CEO designados para llevar a cabo la compleja tarea de gestionar estratégicamente los procesos que sirven de sustento al quehacer de las organizaciones, cuenten con un estado de salud mental sano.
Es decir, siempre serán más objetivas, certeras e inteligentes las decisiones y actuaciones procedentes de CEO con un buen bienestar físico, mental y social.
Sin dudas, las empresas e instituciones lideradas por CEO sin trastornos obsesivos severos son más alegres, felices y humanas, lo que incide positivamente en la productividad laboral.
La actitud y actuación que exhiben muchos CEO, tanto dentro como fuera de las empresas e instituciones que lideran, pueden estar motivadas por la mala calidad humana y profesional de sus colaboradores internos que interactúan en el ecosistema laboral.
Sin ánimo de justificar los arranques irracionales de los CEO trastornados, hay que reconocer que existen climas laborales hostiles, habitados por personas que viven y cabalgan con sus mochilas llenas de resentimiento y emociones negativas.
La energía y vibra que salen de los cuerpos y almas de los CEO con trastornos obsesivos severos, solo sirven para establecer climas laborales tóxicos, improductivos, inestables, apáticos y excluyentes.
Los estudiosos del comportamiento humano afirman que entre los factores que más contribuyen al desarrollo de los trastornos obsesivos severos en las personas, se destacan los de índole biológicos, los que provienen del ambiente familiar (la crianza) y los del entorno psicológico.
Además, se argumenta que la calidad del ecosistema laboral podría considerarse como parte de los factores que inciden en los trastornos obsesivos severos que padecen determinados CEO.
Más allá de los factores negativos del ecosistema laboral, los CEO con ego enfermizo suelen obsesionarse solo con aquellos proyectos, ideas, propósitos, actividades, favores y personas, que a corto plazo les garanticen supuestos beneficios personales, tales como: visibilidad, lealtad, reconocimiento inducido y posicionamiento.
Es indiscutible que contar con colaboradores dañados emocionalmente, incide en la buena o mala gestión de los CEO.