Escepticismo.- ¿Por qué nadie cree la versión de la Policía de que las muertes del viceministro de Energía y Minas Víctor Santos y su hijo Víctor Manuel Santos se produjeron en medio de un robo que salió mal? Las autoridades deben estarle dando mente a esa pregunta debido al notorio escepticismo conque la opinión pública ha recibido el anuncio del apresamiento de los supuestos responsables del doble crimen, que la Policía define como miembros de una banda de atracadores. Creo plausible la versión policial sobre las circunstancias en que murió el funcionario y resultó mortalmente herido su hijo, pues ha pasado ya muchas veces en situaciones similares; por eso se insiste tanto en recomendarle a las víctimas de robos y asaltos no resistirse, y mucho menos que intenten forcejear con los asaltantes. Pero se dejó ganar demasiado espacio en el imaginario popular a la versión de que el doble crimen fue obra de sicarios, de asesinos profesionales que tomaron todas las previsiones posibles (se dijo que utilizaron pasamontañas para cubrirse el rostro y guantes para no dejar huellas) para no ser identificados y atrapados, versión que contribuyó a fortalecer el propio jefe de la Policía, el mayor general Manuel Castro Castillo, con sus declaraciones iniciales. En Cotuí también estaban convencidos, y lo siguen estando a pesar de la versión de las autoridades, de que fue obra de asesinos por encargo, y muchos hasta insisten en que el autor intelectual es un adversario político de Santos Hilario. ¿Cómo creer ahora en una versión tan distinta a la que se ofreció al principio? ¿Que los que se suponía eran unos asesinos profesionales son en realidad tan torpes que andaban cometiendo asaltos en un vehículo propiedad de uno de los miembros de la banda? Repito aquí lo que expresé en una anterior columna: ojalá que la filiación política de la víctima no sea un obstáculo que impida a las autoridades llegar hasta la verdad sobre este horrendo crimen.