China es el epicentro de un derrumbe global del mercado que ha llevado al Promedio Industrial Dow Jones al peor desempeño de cuatro sesiones desde noviembre de 2008.
La sorpresiva decisión de devaluar el yuan chino este mes sirvió como señal de que tal vez los mercados estuvieran en una posición demasiado complaciente respecto de la situación de la segunda mayor economía del mundo. Por otra parte, en respuesta a la caída del mercado bursátil y el deterioro de liquidez interna, el Banco Popular de China anunció hace poco reducciones de dos de sus tasas y bajó la exigencia en cuanto a reservas.
Dado que las vinculaciones directas con los mercados y la economía de los Estados Unidos no son inmensas, algunos estrategas se preguntan si la angustia respecto de China no es exagerada. Economistas del Citi, por ejemplo, no consideraron que el caos que emana de China sea un factor que tenga el peso suficiente para impedir un aumento de tasas por parte de la Reserva Federal en septiembre. Mientras tanto, Torsten Slok, economista jefe internacional de Deutsche Bank, indicó que no ha “visto una tabla concluyente que muestre por qué una desaceleración en China tendrá un impacto significativo en la expansión de los Estados Unidos” y sugirió que la declinación actual constituía una atractiva oportunidad de compra.
Sin embargo, en una entrevista del martes de Bloomberg TV, Bob Sinche, estratega global de Amherst Pierpont Securities, afirmó que la mayor incertidumbre que impide que los mercados globales avancen es la idea de que China tiene una actividad inconclusa en el frente cambiario.
‘Un gran desequilibrio’. “Los mercados tratan de encontrar algún sentido de equilibrio, y pienso que ese sentido es que aún hay un gran desequilibrio que probablemente sea la moneda china”, dijo. “Un movimiento de 3 por ciento de su paridad cambiaria en realidad no ocasiona nada, y creo que es ahí donde sigue residiendo la incertidumbre”.
Sinche destacó que el dólar estadounidense ha experimentado un fortalecimiento más considerable que el yuan chino contra el euro, el peso mexicano y el real brasileño en el último año.
Sinche especuló que las autoridades chinas buscaban en un primer momento que su moneda declinara más, pero que se vieron obligadas a limitar la caída dado que los efectos de la medida se reflejaron en otras clases de activos.
La volatilidad implícita para el yuan en períodos de uno, tres y seis meses aumentó luego de la devaluación sorpresiva y se redujo de forma abrupta después, pero ha seguido incrementándose en un contexto de liquidación global del mercado bursátil.
Sinche plantea que eso sugiere que los inversores temen que la devaluación aún no haya llegado a su fin.