Una unidad de cuidados intensivos es el espacio de un centro de salud donde permanecen y son atendidos los pacientes con altas complejidades y gravedad, pero los médicos que atienden esos departamentos no se acostumbran nunca a que un paciente al que han cuidado por días se les pueda ir (morir).
Así piensan los doctores Andrés Ureña, encargado de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT), Santiago Mena Pérez, Gysell Ramírez, Rafael Dájer García, cardiólogos intensivistas y Miguel Núñez, infectólogo del centro asistencial.
Existen diversos tipos de UCI, pero predominan las polivalentes, las cardiovasculares y las neurológicas. La que atiende este equipo de intensivistas es polivalente. El 70% de los casos que reciben son problemas cardiovasculares, accidentes cerebro vasculares, reemplazos valvulares y cirugías periféricas.
El nombre de intensivo viene del mismo cuidado constante y permanente que tiene el médico con el paciente, cuya vida pende talvez de los cuidados oportunos y de decisiones tomadas en el tiempo preciso.
En cuidados intensivos la vida de un paciente depende de un personal que toma decisiones en el momento correcto, con los elementos clínicos correctos para un diagnóstico preciso, sostuvo Ureña.
Qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo son acciones que salvan la vida de un paciente en estado crítico, aseguran estos especialistas.
Semidioses con bata blanca en cuidados intensivos
Nadie sabe lo que siente el médico cuando se le muere un paciente, porque la gente no sabe que se establece un lazo afectivo entre alguien que llega grave y por quien tu luchas día y noche por salvarlo.
El concepto de sentirse un semidiós ha ido quedando de lado, pero sí se puede afirmar que los profesionales de cuidados intensivos, por lo general se acercan cada vez más a Dios y el sufrimiento del paciente y los familiares les permite ver a seres humanos en el dilema de si viven o si mueren, reflexiona Ureña.
Están conscientes de que es un trabajo de equipo, de no ser así, la vida de las personas corre mucho más peligro del que ya tienen.
Para los intensivistas es un drama doloroso cuando un paciente se le va. Usted no puede imaginar lo que duele ver las lágrimas de un hijo que pierde a su madre, o el de una madre que pierde a su hijo, sostiene el doctor Dájer.
Nadie sabe lo que siente el médico cuando se le muere un paciente, porque la gente no sabe que se establece un lazo afectivo entre alguien que llega grave y por quien tu luchas día y noche por salvarlo, asegura Ureña.
Por lo general, la gente tiene la percepción que el médico se cree un semidiós con bata blanca, pero los especialistas que lidian cada día con la vida y la muerte, aseguran que junto a los pacientes graves, se sienten cada vez más cerca de Dios.
Por el contrario, cuando un paciente que tiene grandes probabilidades de morir y no muere por los cuidados recibidos, eso produce una gran satisfacción.
Para ellos, las lágrimas de los familiares y la posibilidad de muerte deben servir para sensibilizar más al médico, es difícil acostumbrarse al dolor, sostiene el doctor Núñez, quien además tiene la condición de ministro de una iglesia cristiana.
El contacto cercano con el dolor te involucra en la condición del otro y eso te hace ser más solidario, sostienen los médicos que conforman la Unidad de Cuidados Intensivos del CEDIMAT.
Allí llegan pacientes con cirugías de alta complejidad y los más variados problemas de salud que ponen en peligro la vida de cualquier ser humano, aseguran los intensivistas.
Control de infecciones
Cuando se tiene un familiar en cuidados intensivos, todos quieren entrar a ver a su ser querido, pero no siempre esa práctica le está permitida, pues se trata de un área que debe mantener una asepsia adecuada, sostiene el doctor Miguel Núñez, infectólogo al servicio de CEDIMAT.
En UCI se debe evitar a toda costa la entrada de gérmenes, porque de hecho, las personas que están ahí tiene colonias de bacterias, todos las tenemos, y es por eso que se trata de mantener un gran control en el área, sostuvo Núñez.
Explica que a mayor número de personas que entran a cuidados intensivos, mayor es el riesgo de entrada de bacterias o elementos patógenos.
Señala además que las familias deben aprender que el trabajo del equipo que está en intensivos requiere mucha concentración, pues el paciente está bien en un momento, pero en el otro puede caer en una crisis y se produce una emergencia.
Hay que entender que mucha gente en cuidados intensivos puede complicar la atención al paciente grave y la gente que no está trabajando se puede convertir en un estorbo, sostuvo el infectólogo.
Considera que la parte emocional de los familiares también se convierte en un elemento que debe ser tomado en cuenta para impedir la entrada y salida de gente a la unidad de cuidados intensivos.
En materia de infecciones se debe tomar en cuenta la prevención y en caso de que se registre una bacteria o elemento patógeno, cómo eliminarla. Se debe tomar en cuenta que los pacientes se colonizan y esas colonias no necesariamente enferman al paciente.
Debe haber un lavado de manos constante, ropas esterilizadas y un comité de control de infecciones.
La profesionalidad con que trabajan, los equipos que manejan, el cuidado que ponen en cada paciente hace que este equipo se sienta satisfecho por la labor que los ocupa y que forma parte de su cotidianidad.
La UCI de CEDIMAT
La UCI de CEDIMAT cumple con todos los requisitos o parámetros internacionales. Cuenta con monitores invasivos y no invasivos, ecocardiógrafos, balones, camas multiposicionales y disponibilidad para hacer procedimientos presenciales y un personal altamente capacitado. La mayoría de las enfermeras han sido especializadas y eso llena de satisfacción a los integrantes de ese departamento.
El intensivista es el médico que está directamente en contacto con el paciente en peligro de muerte, pero el equipo también lo componen cardiólogos e infectólogos.