Hoy se conmemora el Día Nacional del Poeta, en honor a Salomé Ureña de Henríquez, considerada la más extraordinaria poetisa que ha dado la República Dominicana.
¿Quién fue Salomé Ureña de Henríquez?
Sus primeras lecciones las tomó de su madre Gregoria Díaz. Más tarde su padre la llevó de la mano en la lectura de los clásicos, tanto españoles como franceses.
Debido a ello, la joven Salomé alcanzó una educación y formación intelectual y literaria que ayudaría a codearse con el mundo literario de su país a los quince años.
A los 20 años se casó con Francisco Henríquez y Carvajal. Les nacieron cuatro hijos: Francisco, Pedro, Max y Camila Henríquez Ureña. Su tercer hijo, Max, llegaría a ser una de las lumbreras humanísticas más destacadas de la América Hispana en el siglo XX.
Comprometida y luchando por la libertad y progreso del país y de Latinoamérica, en sus últimos años se dedicó por completo a la tarea de mejorar la educación de las mujeres.
Alentada por su esposo, en 1881 instituyó en el país, el primer centro femenino de enseñanza superior, nombrado Instituto de Señoritas, todavía existente. A los cinco años de su iniciación, se diplomaron las primeras seis maestras normales.
Colaboró con periódicos y revistas, donde publicó sus poemas, unos de corte patriótico defendiendo la identidad nacional, amenazada entonces por Haití y España y los gobiernos dictatoriales de la isla, y otros más líricos, personales y hasta familiares.
Lira de Quisqueya (1874) fue la primera antología poética dominicana, a la que siguió su libro más celebrado, Poesías (1880). En él se recogen composiciones líricas “La llegada del invierno”, “Melancolías” intimistas “Padre mío”, “A mi hijo”, “Páginas íntimas”; y de corte patriótico “La fe en el porvenir”, “La gloria del progreso”.
Al año siguiente publicó su poema más famoso y pesimista, “Sombras”, en el que manifestaba su desencanto ante la situación sociopolítica dominicana.
Salomé Ureña, luego de vivir años de lucha por la educación, principalmente de las mujeres dominicanas, murió relativamente joven a la edad de 47 años, en 1897, debido a la tuberculosis.
SU POEMA : El ave y el nido
¿Por qué te asustas, ave sencilla?
¿Por qué tus ojos fijas en mí?
Yo no pretendo, pobre avecilla,
llevar tu nido lejos de aquí.
Aquí, en el hueco de piedra dura,
tranquila y sola te vi al pasar,
y traigo flores de la llanura
para que adornes tu libre hogar.
Pero me miras y te estremeces,
y el ala bates con inquietud,
y te adelantas, resuelta, a veces,
con amorosa solicitud.
Porque no sabes hasta qué grado
yo la inocencia sé respetar,
que es, para el alma tierna, sagrado
de tus amores el libre hogar.
¡Pobre avecilla! Vuelve a tu nido
mientras del prado me alejo yo;
en él mi mano lecho mullido
de hojas y flores te preparó.
Mas si tu tierna prole futura
en duro lecho miro al pasar,
con flores y hojas de la llanura
deja que adorne tu libre hogar.