Educativa experiencia
en el Parque Mirador Norte

Educativa experiencia <BR>en el Parque Mirador Norte

POR MARÍA MERCEDES
Esa mañana se levantaron alegres, entusiasmados por el paseo que harían en pocas horas. Sus padres se encargaron de animarles, pues la excursión, además de divertida tenía un motivo especial: valorar nuestros recursos naturales y lo aprendieron al visitar el Parque Nacional Mirador del Norte.

Minutos después de las 11 de la mañana llegaron los hijos de las cronistas sociales a esta reserva, que es el pulmón ecológico más importante que tiene Santo Domingo, con una extensión de más de 4.000.000 millones de metros cuadrados.

Máximo Rodríguez, administrador general del Parque junto a Elizabeth Rodríguez, directora del Departamento de Educación y Actividades les dio la bienvenida a los inquietos niños que se congregaron allí.

Por más de una hora, Elizabeth Rodríguez hizo el recorrido junto a los infantes y sus padres. En la puerta 5, donde inició el paseo conocieron el Monumento al Trabajo.

Aunque en esa ocasión no pudieron disfrutar de las actividades acuáticas en los botes de remo y los pedalones, cabe destacar que por espacio de media hora se pueden realizar esas actividades en el lago artificial Yaguaza, uno de los principales atractivo del Parque.

También se puede montar bicicletas, las que pueden ser alquiladas o simplemente disfrutar de los juegos infantiles, y sobretodo, de una encantadora flora que regala aire puro. El Parque ofrece diversión sana para toda la familia.

Finalizado el recorrido, un tanto agotador por el candente sol que hizo esa mañana, los infantes en compañía de sus padres se dirigieron a la puerta 3, específicamente al restaurante La Cotorra, donde disfrutaron de un rico almuerzo, mientras el grupo Contra la marea les interpretaba un popurrí de hermosas canciones.

En ese ambiente tan relajado – recibiendo el frescor que emanaban de las hojas de los árboles empezaron a repartir pitos, y cuando ya los tenían en sus manos anunciaron una sorpresa: era la llegada de los payasos, quienes fueron recibidos por todos con el sonido que emitían los silbidos.

Finalizada esta experiencia ecológica, los niños y las niñas descubrieron que a unos 20 minutos del centro de la Ciudad, esta reserva natural ofrece a los dominicanos una opción diferente para pasar un buen rato en familia.

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