Construyamos una cultura de paz

Construyamos una cultura de paz

Que la Navidad sea la fiesta de Jesucristo y no se pierda en otras fiestas, en donde es más protagonista Santa Claus que el origen de la festividad, fue parte del mensaje que el obispo de Irapuato, José de Jesús Martínez Zepeda, envió a los fieles católicos para estas fiestas decembrinas.

SE DESDIBUJA LA NAVIDAD…

Hay momentos que llaman a reflexionar y a cuestionarse. En este sentido, la Navidad es un momento del año especial desde una perspectiva religiosa judeo-cristiana, pues realmente los símbolos y las tradiciones son fundamentales y no se deben olvidar.

Bethleen o Belén nos llama a la convivencia pacífica entre la gran diversidad de pensamientos y sentires religiosos, espirituales, morales, sociales y políticos.

El Cristianismo nació en Judea, donde se difundió: fraternidad, solidaridad y amor entre los seguidores de Cristo y los pobladores del Medio Oriente. Sin embargo, por encima de estas enseñanzas, el mundo está totalmente envuelto en la locura de guerras, del terrorismo, de la muerte y por supuesto, de la intolerancia. Duele pensar que la Humanidad persista en la tentación de la guerra, como una provocación a la vida, a la inteligencia y a las enseñanzas.

En Medio Oriente podemos ver las pruebas vivas de que las ideologías políticas y las luchas por espacios geográficos, acompañados de dogmas religiosos, han fallado, han quebrado, y ojalá se extingan o concluyan para conducir al mundo en la “construcción de la paz”.

cultura

La construcción de paz no se trata de acuerdos en mesas, cónclaves internacionales, intervenciones de mandatarios, análisis de intelectuales, periodistas, sociólogos, antropólogos, politólogos, y especialistas en geopolítica, porque la cultura de paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, las naciones, sobre todo teniendo en cuenta, y es el punto más importante, los derechos humanos, pero así mismo respetándolos y teniéndolos en cuenta en los tratados, aplicación de leyes, y todo el montaje que conllevan aplicar resoluciones internas de los países y resoluciones de organismos internacionales, siendo, entre otros, quizás el más importante el de la ONU.

Todo lo antes enunciado podemos asociarlo y/o llevarnos por las luces del entendimiento orientado en la educación y la tolerancia. Tenemos que romper con el empuje de las ideologías cerradas y de los ortodoxismos religiosos. Impera que la educación se dirija cada vez más hacia el conocimiento “del otro”, no importa que sea diferente “al mío”, pero sí muy humano en todo el sentido de la palabra, ya que más allá del color de la piel, de su religión o creencia, es un ser humano como yo, como usted o como los demás, que respira, piensa y siente la vida… Y su deber es estar vivo para cumplir los designios del camino de la sabiduría que debe ser transmitido a la más tierna o temprana infancia.

En esta Navidad, ya víspera de los Reyes Magos, podríamos pensar en qué regalarles a nuestros niños y niñas, pensar qué le transmitimos a través del regalo, porque debemos canalizar esta acción hermosa para enseñarles creencias de amor y paz… Indicarles o empezar a trazarles la imagen de la superación y progreso, negándoles o advirtiéndoles sobre las imágenes que caricaturizan al hombre y a la mujer en puros objetos, cuando no en réplicas de un mundo adulto de violencia. Podemos, es nuestra decisión, optar por lo que nos toca. Todo esto se lo facilitamos a nuestros descendientes como cultura de vida. Se impone afianzarles día a día valores ciudadanos, en todos los sentidos de nuestra cotidianidad. Podemos cambiar poco a poco las invitaciones a la discriminación y a la intolerancia. Esto puede empezar por nuestra rectificación del lenguaje, romper con la cultura del relajo, donde siempre se apunta “al negro”, “al descapacitado”, “al homosexual”, al gordo, al flaco, al discapacitado, en fin, a todo “lo diferente” a una mayoría. Se enfoca en permanencia a la discriminación. Hay que tener muy en cuenta que “las palabras” surgen de los contextos, lo que se puede y debe cambiar en muchas vías: programas escolares, campañas publicitarias, programas radiales y televisivos, y lo más importante, el ejemplo de padres, hermanos, abuelos, tíos y familiares. En fin, tenemos que abrirnos a lo que más nos concierne a la diversidad, pues vivimos en una sociedad diversa, plural, mestiza, lo que nos debe obligar a reaprender, a conocernos y reconocernos; pues, tanto los descendientes afrocaribeños como caribeños, occidentales y orientales que residen en República Dominicana, tienen referentes de origen que les permiten conocer y admirar a fondo la paleta multicultural que conforman los países, el mundo.

Es importante que ministerios de Educación y de Cultura, ayuntamientos, y otras entidades públicas vinculantes al tema, que coadyuven a vehicular por estos medios: el desarrollo económico y social sostenible, promover el respeto de todos los derechos humanos, garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, así sean grandes o pequeños, promover la participación democrática, promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad, apoyar la comunicación participativa y la libre circulación de información y conocimientos y promover la paz y la seguridad internacionales para una mejor claridad.

Con estas acciones se viene dirigiendo el mundo sobre la necesidad de tener una cultura de No Violencia y con esto se exige la participación de todos y todas en este cambio evolutivo, en el cual cinco parámetros principales nos ayudarán a forjar un mundo: más justo, más solidario, más libre, digno y armonioso, y con una mejor prosperidad para todos y todas.

Nuestro país debe ser uno libre de guerra, conflictos, corrupción y todo lo que afecte a la gente y al futuro de forma negativa. Respetar la vida de los demás y la dignidad, junto a la prosperidad, es lo que deseamos se afiance en este Nuevo Año 2014. ¡FELICIDADES!

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