El marketing político en nuestro país hace tiempo que se puso de moda. La contratación de estrategas y de personas entendidas en la materia se ha convertido en una necesidad entre los aspirantes a ocupar posiciones de poder en los distintos estamentos electivos del Estado.
Esta realidad responde al convencimiento de que para alcanzar el éxito en este propósito además de la utilización de las tradicionales tácticas de posicionamiento a lo interno de sus respectivos partidos, es imprescindible la elaboración de un plan estratégico que establezca una imagen de aceptación general en la población votante nacional.
Su ya imprescindible puesta en operación por los candidatos, se ha visto reforzada con la historia vivida por los que han sido exitosos alcanzando las más altas posiciones políticas en elecciones llevadas a cabo en las últimas décadas, con el evidente apoyo de los profesionales diseñadores de su comunicación estratégica, siendo los mas relevantes las campañas de los candidatos, Dr. Salvador Jorge Blanco en el 1982, (con el pionero en esta materia José Cabrera); Dr. Leonel Fernández Reyna, en el 1996 y el ex Presidente y actual candidato, nueva vez, a la Presidencia de la República, Ing. Hipólito Mejía, en el 2000.
Las expectativas en esta ocasión están centradas en las figuras de los dos candidatos ya seleccionados por sus respetivos partidos políticos, vale decir, el ex presidente Mejía por el PRD y Danilo Medina por el PLD.
Sus respectivos estrategas se encuentran enfrascados en el diseño de la campaña que habrá de establecer la proyección de la imagen pública de ambas figuras que serán representantes de los intereses de sus respectivas parcelas políticas en las elecciones de Mayo del 2012.
La tarea de los estrategas en marketing político de este tiempo es, sin embargo, doblemente difícil. Además de lidiar con los límites que les impone la personalidad de su candidato, deben enfrentar también la realidad de que hoy más que nunca la clase política sufre los mayores niveles de descrédito de toda su historia.
El éxito del trabajo de estos estrategas políticos de ahora, por tanto, descansa básicamente en poder manejar inteligentemente los señalamientos de Carlos Souto un afamado asesor en marketing político argentino, quien entiende que hoy la gente está en guardia permanente: primero no cree en los políticos y levanta una barrera casi inexpugnable; luego los escucha.
La única manera de vencer esa barrera es lograr que se sienta que nuestro candidato, dice Sousa, está siendo auténtico.