WASHINGTON. AP. La nueva declaración del presidente Barack Obama de que es receptivo a considerar la legalización de muchos inmigrantes sin exigir también una vía a la ciudadanía se parece a la posición del presidente de la cámara baja John Boehner y de otros republicanos, una solución negociada anhelada por muchos miembros de ambos partidos en un año electoral.
Sin embargo, el impulso para la primera reestructuración de las leyes de inmigración en tres décadas todavía enfrenta la resistencia encarnizada de muchos republicanos, preocupados de que la controvertida cuestión afecte lo que ellos ven como una ruta fácil para ganar las elecciones legislativas de noviembre.
Apenas horas después que Boehner promovió el asunto de la inmigración en un retiro republicano en Maryland, Obama indicó de pronto que estaría abierto a considerar la legalización de muchas de las 11 millones de personas que carecen de autorización para vivir en el país, abandonando su hasta entonces firme insistencia de que ello fuese acompañado por una vía especial para obtener la ciudadanía. “Si el presidente (de la Cámara de Representantes) propone algo que indique que desde este momento la gente no va a ser deportada, las familias no van a ser separadas, que somos capaces de atraer a los jóvenes estudiantes de alto nivel a que ofrezcan sus habilidades o que inicien sus empresas aquí, y luego se dé el proceso regular para obtener la ciudadanía, no estoy seguro de qué tan amplia termine siendo la división (entre ambos partidos)”, dijo Obama en una entrevista con la cadena CNN grabada el jueves y transmitida el viernes.
La flexibilidad del mandatario es una indicación clara de su deseo por conseguir la elusiva aprobación legislativa antes de que los votantes decidan si quieren hacer que enfrente aún más oposición en el Congreso. Se cree que los republicanos mantendrán el control de la cámara baja y tienen alguna posibilidad de obtener la mayoría en el Senado.