Desde hace aproximadamente dos semanas están circulando en el Internet, principalmente en las redes sociales, varias fotos que muestran unos camiones cargados de troncos, según dicen las notas al pie de las fotos, en Constanza. Luego empezaron a circular otras fotos mostrando unos acopios de troncos finos, probablemente producto de una operación silvicultural de entresaque, empilados en borde de carretera para su posterior transporte, supongo.
Estas diferentes fotos, sin averiguar mucho su autenticidad o su procedencia geográfica exacta, causaron muchos comentarios en los medios, principalmente en los medios electrónicos. La mayoría de esos comentarios fueron de indignación ante un supuesto “crimen ecológico”.
Es bueno que la sociedad se preocupe por sus recursos naturales, muy bueno incluso, pero creo que debe hacerlo de manera informada, so pena de causar el efecto contrario al deseado.
No pude leer todos los comentarios por su profusión, pero en ninguno de los que leí alguien se preguntó: ¿esa tala es producto de un plan de manejo, o una tala ilegal, clandestina? Volvamos un poco atrás en el tiempo para entender mejor la situación.
Quisqueya fue una isla con una muy alta cobertura forestal, incluso por encima del 50%; la mayoría de la isla era bosque. Habían diferentes tipos de bosques y en muchos de ellos abundaban algunas especies endémicas o nativas.
Lógicamente la población Arawak que vivía aquí usaba esa riqueza forestal para cubrir muchas necesidades básicas, desde transporte con piraguas hasta armas de caza y pesca. Con la llegada de los colonizadores europeos, más avanzados en el plano tecnológico, esas riquezas forestales cobraron un interés marcado, especialmente para algunas especies en particular, como la caoba criolla y el guayacán.
Ahí empieza un período de extracción desenfrenado que no tomó en cuenta la permanencia del recurso, ni en el aspecto cuantitativo,
ni en el aspecto cualitativo preservando el genotipo. Básicamente dejaron en pie solo los bosques que en ese momento no presentaban un interés económico o los que eran inaccesibles.
Es bueno recordar que esos procesos de extracción se realizaban muchas veces en asociación con los poderes políticos y militares nacionales de turno. Se le atribuye a algunos presidentes tener un papel protagónico en la tala de algunas zonas específicas del país. En el siglo 20, por ejemplo R.L.Trujillo tenía decenas de aserraderos operando principalmente en la cordillera Central, talando pino criollo.
Ante tal situación de descontrol, J. Balaguer toma la decisión, acertada en su momento, de congelar las operaciones de extracción de madera; cortar un palo se convirtió en un delito muy perseguido.
Luego, gracias a la visión de algunos precursores, empieza un debate alrededor del uso racional de los recursos boscosos que se materializa
en dos acontecimientos clave para la gestión forestal dominicana: la
creación del Plan Nacional de Reforestación Quisqueya Verde y el nacimiento de la Ley 64-00 sobre Recursos Naturales y Medio Ambiente.
La idea es la misma que la de los países muy avanzados en el aspecto forestal: No habrá bosques sin una gestión forestal moderna que tome en cuenta el aspecto productivo, social y ecológico.
Me quiero referir a la experiencia francesa en la materia, simplemente porque es la que conozco mejor después de la de aquí. Tenemos en Francia 25 millones de hectáreas cubiertas de bosque y se cosechan 40 millones de metros cúbicos de productos madereros cada año, empleando más de medio millón de personas en la industria forestal y maderera a través de más de 30,000 empresas, principalmente pequeñas.
La gestión forestal en Francia es tan activa que el ecosistema boscoso ha sido capaz de regenerarse al punto tal de aumentar la superficie boscosa regularmente por varios cientos de miles de hectáreas cada año sin tener que recurrir a la plantación.
Pero eso no siempre fue así. Los bosques de Francia conocieron sus tiempos difíciles, sobre todo cuando la corona pedía madera, y mucha, para poder construir sus flotas. La gestión forestal en Francia así como en el resto del mundo mejoró cuando se entendió que el bosque es un recurso que se debe administrar con unos criterios científicos en gabinete y con criterios técnicos en el campo.
Uno de los aspectos del manejo forestal moderno es permitir a los propietarios de esos bosques, sean privados o públicos, extraer cuando la situación lo amerita. Lógicamente eso responde a unos lineamientos que deben establecer las autoridades competentes.
En el caso de República Dominicana la situación está prevista y descrita en las normas técnicas forestales del Ministerio de Medio Ambiente.
Los propietarios forestales que desean darle un manejo activo y participativo a sus bosques deben cumplir con diferentes requerimentos.
Contratar un perito forestal para elaborar un plan de manejo forestal a 5 años es el principal de ellos. Ese plan de manejo es una guía general sobre las parcelas forestales incluídas en él, condiciones actuales, metas y métodos a usar, entre otras cosas. El plan de manejo es sometido al Ministerio de Medio Ambiente para su evaluación y eventual aprobación
o rechazo.
El proceso de evaluación debe incluir visitas de campos por los técnicos correspondientes, para verificar la pertinencia y exactitud de las informaciones suministradas. Pero ahí no se acaban las formalidades: cada
año el propietario debe suministrar un plan operativo, dónde debe describir y cuantificar todas las operaciones silviculturales que planificó para el año que está en curso.
Si en ese plan operativo están contemplados unos cortes, estos deben ser identificados previamente y fiscalizados por los técnicos del ministerio. Los productos obtenidos son transportados luego de la obtención de una carta de ruta entregada por las autoridades de las oficinas regionales del ministerio (en una de las fotos que circulan se menciona que los camiones están parqueados frente a la oficina local del Ministerio de Medio Ambiente, tal vez era simplemente formalizando sus trámites administrativos y fiscalizando la carga).
El espíritu central de un buen plan de manejo es que luego de esos 5 años de administración activa, el propietario debe tener un bosque en mejores condiciones que el que tenía al inicio; más saludable, más productivo, más diverso, en resumen más útil a la sociedad.
Vuelvo y repito, eso incluye cortes de diferente índole, entresaques para bajar la densidad y favorecer los individuos más promisorios, podas de formación, cortes sanitarios, etc. Por todas esas razones, pienso que es totalmente contra-producente criticar fotos de unos camiones cargados
de troncos sin averiguar primero de dónde provienen exactamente esos productos forestales, cuál es el contexto, dónde y cuándo fueron tomadas
esas fotos y, sobre todo, si provienen de un corte planificado, aprobado y supervisado por el Ministerio de Medio Ambiente o de una tala clandestina.
Yo supongo que todo aquel que critica cualquier extracción de madera sea
cual sea la situación, ni creció en cuna de madera ni planifica que lo entierren en ataúd de madera.
ZOOM
Cámara Forestal…
La Cámara Forestal Dominicana (CFD) negó esta semana que en el país se estén talando árboles de manera indiscriminada, específicamente en Jarabacoa y Constanza y aseguraron que en esas zonas hay varias fincas forestales (productoras de maderas) que son operadas bajo un plan estricto de manejo forestal.
La afirmación la hicieron el presidente y el tesorero de la CFD, José De Moya y Humberto Checo, respectivamente. Explotación sostenible De Moya y Checo aclararon, durante una entrevista publicada en este
diario, que en República Dominicana se está desarrollando la industria
forestal, tanto para el beneficio de la economía como para el medio ambiente, y explicaron que el plan que se está ejecutando implica estudios en los que se determina el crecimiento y composición de los bosques para asegurar la explotación de manera sostenible. Dijeron
que el plan se ocupa de la conservación de los suelos y las aguas.