WASHINGTON. Despreciado en Grecia por haber impuesto el programa de austeridad, el FMI entregó sin embargo armas a Atenas al instar a los europeos a echar mano de sus monederos y aliviar la impresionante deuda del país.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) causó un gran revuelo el jueves al divulgar un informe que hizo mover las líneas en Bruselas y en Atenas, a cuarenta y ocho horas de un referéndum crucial para el futuro del país.
En su diagnóstico del alcance de la crisis económica de Grecia y sus enormes necesidades de financiación (por lo menos 50.000 millones de euros en los próximos tres años), la institución con sede en Washington dijo que sus socios europeos no tendrán más opción que reestructurar la deuda del país o simple y llanamente condonar una parte.
En plena batalla con sus acreedores internacionales, las autoridades de Atenas no dejaron pasar esa oportunidad para desobedecer las recomendaciones de una institución a la que acusa de «comportamiento criminal».
Retomando las observaciones clave del informe del FMI, el primer ministro griego Alexis Tsipras dijo el viernes que desea «una quita del 30%» de la deuda y «un período de gracia de 20 años» para garantizar la «viabilidad de la deuda» de su país.
Los europeos están en primera línea. Principales contribuyentes de los planes de ayuda masiva a Atenas, detentan 211.000 millones de euros de un total de unos 280.000 millones de euros que tiene la deuda griega, y son los más expuestos a eventuales pérdidas.
No es de extrañar que los gobiernos europeos hayan arremetido contra las recomendaciones del FMI