VARSOVIA. AFP. La Iglesia de Polonia, país muy católico, enfrenta un escándalo de pedofilia después de que el papa Francisco destituyera de sus funciones al nuncio del Vaticano en República Dominicana, el polaco Josef Wesolowski, acusado junto a otro cura de la misma nacionalidad en misión en el país caribeño de abuso sexual a menores.
A pesar de que en los últimos años han salido a la luz varios casos de pedofilia en este país europeo, ninguno ha provocado un verdadero escándalo, al contrario de países como Estados Unidos o Irlanda, en donde casos de este tipo han sido ampliamente mediatizados y condenados.
El Secretario General del Episcopado polaco, monseñor Wojciech Polak, calificó el viernes a este caso de «doloroso y difícil».
«La confianza en la Iglesia ha sufrido. Pedimos perdón. Es lo menos que podemos hacer», declaró ante la prensa.
Monseñor Polak rechazó sin embargo la idea de una compensación financiera para las víctimas de parte de la Iglesia polaca.
«La responsabilidad civil y penal para este tipo de delito está vinculada a la persona responsable de estos actos. Es ésta la que debe compensar (sus actos)», dijo.
Por su parte, la fiscalía polaca abrió el viernes su propia investigación sobre este caso que implica a dos curas en misión en República Dominicana.
«Se trata de una investigación independiente de la que lleva a cabo la justicia dominicana», indicó a la AFP el portavoz de la fiscalía, Mateusz Martyniuk.
El 21 de agosto, el nuncio (embajador) del Vaticano en República Dominicana, el polaco Jozef Wesolowski, de 65 años, fue destituido de sus funciones.
Según la prensa dominicana, Wesolowski, nuncio en el país caribeño desde enero de 2008, tuvo relaciones sexuales a cambio de dinero con niños y adolescentes en el centro histórico de Santo Domingo.
La televisión dominicana, así como la prensa polaca, han relacionado a Wesolowski con el cura polaco Wojciech Gil, de 36 años, acusado de violación de menores.
Gil, quien según medios polacos se encuentra en su país, ejercía en la comunidad de Juncalito, municipio de Jánico en la provincia de Santiago, la segunda más importante del país.
De acuerdo con las denuncias, Gil supuestamente se aprovechaba de un llamado «escuadrón de rescate» fundado por él e integrado por niños varones, para abusar sexualmente de ellos.
El padre Gil fue suspendido del sacerdocio y se le ordenó regresar a República Dominicana «para cooperar con la justicia» local, indicó el viernes el portavoz de la Congregación de San Miguel Arcángel, Tadeusz Musz, a la que pertenecía Gil. Sin embargo, «desde el 28 de mayo, no hemos tenido ningún contacto con él», aseguró este vocero.
Las autoridades dominicanas solicitaron la ayuda de Interpol para capturar a este sacerdote.
Asimismo, la jerarquía polaca afirma no tener contacto con el arzobispo Wesolowski.
Según el jesuita Adam Zak, encargado por la episcopal polaca de los niños y jóvenes, «la escala del fenómeno de pedofilia en la Iglesia de Polonia es desconocida».
«Lo que llega ante los tribunales es sólo la parte visible del iceberg», dijo, citando un estudio que hace alusión a 27 condenas de curas por pedofilia en los últimos 10 años.
El último caso fue el de un cura de Tarchomin, un barrio periférico de Varsovia, condenado en marzo por «actos sexuales» en menores, pero que sigue trabajando con niños, con la autorización de su obispo.
«La Iglesia polaca no está lista para afrontar este fenómeno. Es una Iglesia institucional, muy burocrática, cortada de la realidad y segura de su poder», declaró a la AFP Pawel Boryszewski, sociólogo de la religión.
«Este caso podría provocar una ola de críticas contra la Iglesia. La gente podría alejarse de esta institución», estima este especialista.
Monseñor Wesolowski fue ordenado sacerdote en 1972 por el enconces arzobispo de Cracovia, el cardenal Karol Wojtyla, después Juan Pablo II, quien lo nombró obispo en el año 2000.
El prelado polaco, nombrado en 2008 nuncio en República Dominicana por Benedicto XVI, también fue nuncio en Bolivia y en varios países de Asia Central.
Desde el principio de su pontificado, en marzo, el papa Francisco se ha comprometido a luchar contra la pederastia, siguiendo la política de su predecesor, Benedicto XVI.