Ajuste esta frase a la vida: “Los éxitos provocan odio y envidia”.
Las Aguilas Cibaeñas han tenido dos grandes etapas.
La etapa sentimental y la etapa económica.
En la etapa sentimental, siempre tuvo gente que lo daba todo por las Aguilas, a cambio de ser simplemente “Aguilucho, desde chiquitico”.
Eran los tiempos en que Tony Peña y Miguel Diloné, para poner dos ejemplos, nunca pidieron dinero para jugar.
No existía eso de: “Firmo, y luego juego”.
Sin embargo, el tiempo cambió, y llegó la “Era del dinero”.
Quién no tenía dinero, se quedaba atrás, y nada más.
Fue entonces cuando llegó Juanchy Sánchez, quien en cuestión de años, convirtió a las Aguilas en el equipo económico más poderoso.
Un equipo capaz de generar 200 millones de pesos anuales. Juanchy no sólo transformó económicamente a las Aguilas, sino también que introdujo innovaciones trascendentales. Luego de todo eso, las Aguilas se complementaron: Pasaron a ser un equipo rico en talento, que ganaba campeonatos, pero también un conjunto poderoso a la hora de generar e invertir dinero.
Todo ese éxito, logrado en base a talento, creatividad, entusiasmo y entrega, ha generado el odio y la envidia.
¡Así no se vale!.
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