El término “broadband” (o banda ancha) comenzó a hacerse popular mercadológicamente en los países desarrollados a finales de los años ochenta y comienzo de los noventa para diferenciar nuevas tecnologías que permitían una velocidad de transferencia de la información mucho más alta que las tecnologías tradicionales.
Para esos años, las empresas tenían conexiones para comunicarse con otras oficinas remotas con velocidades diversas, estas alcanzaban velocidades máximas hasta 2Mbps (2 millones de bits por segundo) u 1.544Mbps (1.544 millones de bits por segundo) dependiendo de la región. Las conexiones a Internet no eran consideradas tan relevantes.
Por su lado, para los usuarios residenciales, una conexión a Internet considerada de calidad alcanzaba velocidades de hasta 56Kbps (56 mil bits por segundo), siendo este servicio muy inestable, pues dependía de la calidad del tramo del alambre telefónico entre la residencia, el proveedor de servicios y las condiciones atmosféricas. Si se utilizaba el Internet no era posible llamar por teléfono y viceversa, el caso empeoraba cuando en la residencia existía el servicio de “doble línea”: si alguien llamaba mientras se utilizaba el Internet, se desconectaba este último.
A mediados de los años noventa recuerdo mis labores en el departamento de telecomunicaciones de una reconocida empresa local que contaba con múltiples oficinas remotas distribuidas en todo el país. Para la comunicación entre oficinas se contrataban líneas “dedicadas” con velocidades variables desde 16kbps hasta 56kbps. Estas eran exclusivas y recibían un tratamiento preferencial durante averías por los proveedores de servicios, lo cual las hacía más costosas que un servicio telefónico residencial. También recuerdo cómo personal de Jarabacoa se trasladaba diariamente a la oficina de Santiago para registrar las transacciones al sistema debido a que no existía comunicación entre estas dos ciudades.
Aprendizaje a distancia. Para estudiar se requería asistir al colegio, investigar en la enciclopedia, visitar la biblioteca, leer sin subrayar, copiar y si era muy largo el texto, resumir, ser buen dibujante o tener efectivo para las fotocopias. Comunicarnos implicaba escribir una carta y depositarla en el servicio postal, si el mensaje era urgente, se enviaba un telegrama o un fax. Para enviar un currículo, era necesario ir personalmente. El médico se valía de su sola experiencia para hacer un diagnóstico, no había forma de consultar con otros colegas. El aprendizaje a distancia se basaba en intercambio de correspondencias vía el servicio postal o el excelente servicio de Escuelas Radiofónicas Santa María.
El tiempo ha pasado y la tecnología ha avanzado con un impulso espectacular al crear otras formas de hacer negocios que a su vez ha ido cambiando la forma en que vivimos, nos educamos y nos relacionamos. Estas tecnologías todas dependen de velocidades mucho más altas que las tradicionales para poder llevar el contenido, empresas han logrado hacer grandes fortunas al lograr llegar a mercados considerados como vírgenes en su momento.