VIENA. Las divisiones se intensifican este miércoles en el seno de la Opep, un día antes de una de sus más importantes reuniones de los últimos años, mientras la caída del precio del barril de crudo sigue imparable.
El acusado retroceso de los precios del petróleo, que desde mediados de junio ha perdido un 30% de su valor, pone en aprietos a la mayoría de los 12 países miembros del cartel -particularmente a Venezuela, Irán, Irak, Nigeria -, que precisan, para equilibrar sus presupuestos y cumplir con los pagos de la deuda, que el barril vuelva a superar, o al menos rondar, los 100 dólares el barril que ha mantenido desde hace cuatro años.
Pero Arabia Saudita -el país más poderoso en el seno de la Organización de países exportadores de petróleo-, que cuenta con gigantescas reservas en divisas, no comparte esa consternación por los bajos precios expresada la víspera por el canciller venezolano Rafael Ramírez, quien representa a su país ante la Opep.
«Los precios no son buenos», «todos estamos preocupados», dijo Ramírez, quien desde que empezó la caída de las cotizaciones se puso en campaña para que la Opep recorte su techo producción, que se sitúa oficialmente en 30 millones de barriles diarios (mbd), pero que la Agencia internacional de energía (AIE) sitúa en 30,6 mbd.
Venezuela ha llamado también a grandes productores que no son miembros del cartel, como Rusia y México, a reducir su producción de crudo para apuntalar los precios del barril que, pese a importantes factores de inestabilidad en el Medio Oriente y Ucrania, han sido golpeados por el exceso de crudo en el mercado.
Ese exceso de oferta – que se debe sobre todo al aumento récord de la producción de esquisto en Estados Unidos -, se produce además en un contexto de recesión económica y de menor crecimiento económico de las grandes naciones devoradoras de petróleo, como China e India, lo que ha fragilizado la economía de muchos de los países productores.