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En los años cincuenta y principios de los sesenta del pasado siglo 20, algunos países latinoamericanos y del Caribe vivieron todo un proceso de transformación de sus instituciones, expresado en un movimiento contra las dictaduras militares que los gobernaban. Ello, incidió muy marcadamente en la crisis que culminó dando al traste con la dictadura trujillista. El sátrapa en persona contribuyó a que esto sucediera no sólo con sus crímenes, también, haciendo que la República Dominicana desempeñara el papel de un hotel de cinco estrellas donde acudían a recrearse dictadores de América Latina que, una vez derrocados, huían de sus respectivos países. El primero en llegar lo fue el general argentino Juan Domingo Perón, a finales de 1955; continuándole dos años después el general colombiano Rojas Pinilla, siguiéndole a éste el dictador venezolano Pérez Jiménez. Esas fugas de dictadores derrocados hacia la República Dominicana concluyó el primero de enero de 1959 con el arribo al país del dictador cubano Fulgencio Batista luego de su huida vergonzosa de Cuba, tras ser derrocado por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio que encabezó el doctor Fidel Castro Ruz. Todo esto produjo un gran vuelco en la conciencia de los pueblos latinoamericanos y del Caribe. Nuevas perspectivas se les abrieron a los cientos de luchadores anti-trujillistas que vivían en el exilio. En un plazo relativamente corto, al igual que otros países el área, la República Dominicana llevó a cabo una notable transición desde un prolongado período de dictadura a una democracia en pleno funcionamiento.
¿Qué papel desempeñó la Universidad de Santo Domingo en el proceso descripto más arriba? Veamos. Al atardecer del 14 de junio de 1959 arribaron por Constanza un grupo de 54 guerrilleros entrenados en Cuba a bordo un avión de transporte DC3 piloteado por un aviador venezolano. Cinco días después, dos lanchas procedentes de Cuba desembarcaron por las bahías de Maimón y Estero Hondo con 144 expedicionarios a bordo. De esas tres acciones, sólo la de Constanza alcanzó un relativo éxito al poder los expedicionarios internarse en los bosques cercanos y hacerles frente y producirles bajas a los contingentes de tropas regulares del Ejército y de la Aviación Militar con las que se enfrentaron. Los desembarcos de la costa norte no tuvieron igual suerte. Las dos lanchas fueron hundidas y la mayoría de sus tripulantes muertos o hechos prisioneros y asesinados luego. De 198 hombres que integraban la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo sólo sobrevivieron cinco: Poncio Pou Saleta, Mayobanex Vargas, Medarno Germán, el comandante cubano Delio Gómez Ochoa y un jovencito, casi un niño, de nombre Pablito Mirabal. Los demás cayeron en combate o fueron hechos prisioneros y asesinados después de haberles hecho padecer crueles torturas. Entre los mártires expedicionarios del 14 de Junio se encontraban trece profesionales egresados de las aulas de la Universidad Primada y 12 estudiantes.
En las páginas 276 y siguientes de su libro “Historia de la UASD y de los Estudios Superiores” el historiador Franklin Franco describe la manera en cómo tomó cuerpo un amplio movimiento de la juventud de entonces, universitaria en su mayoría, que asumió como suyas las ideas y propuestas de los expedicionarios del 14 de Junio de 1959. Trujillo respondió elevando la represión y el terror a niveles inimaginables, sin percatarse de que el fin de su mandato dictatorial se acercaba.