Los líderes visionarios de las empresas e instituciones siempre han estado en búsqueda permanente de nuevas oportunidades de mejora, que añadan valor cualitativo y cuantitativo a la gestión de los procesos, pretendiendo con ello conocer y satisfacer las necesidades reales que manifiestan los diferentes grupos de interés. En este sentido, una de las vías de mejora continua más eficaz y recurrente de los últimos años, ha sido la de adquirir certificaciones emitidas por firmas internacionales acreditadas para tales fines, mediante las cuales legitimar el buen desempeño de las organizaciones.
Sin lugar a dudas, las empresas e instituciones que han logrado adquirir una determinada certificación de calidad, como resultado de un proceso consciente y de una decisión estratégica y compartida, tienen más posibilidades de conocer y satisfacer las necesidades de sus grupos de interés. Las organizaciones que logran establecer Sistemas de Gestión de la Calidad, apegados a los estrictos requisitos de la Norma Internacional ISO, desarrollan ventajas competitivas en torno a su clima laboral, la productividad, su comunicación, su reputación, su credibilidad y su imagen pública.
Por ejemplo, la nueva versión de la ISO 9001:2015 se enfoca en la gestión de riesgos y de los procesos. Establece, además, la planificación y el liderazgo como ejes importantes. Sustituye las acciones preventivas por acciones para abordar los riesgos y las oportunidades. Asimismo, los términos documento y registro, ambos son sustituidos por información documentada. Esta nueva innovación de la Norma ISO 9001:2015, supone una oportunidad para que las empresas e instituciones mejoren y profundicen la gestión de riesgos, la organización de procesos y la mejora continua. Para la ISO 9001: 2015, los clientes pasan a ser partes interesadas y se debe comunicar más y mejor