Es como lo dijo el gobernador del Banco Central en su discurso en el almuerzo de ANJE, la reducción de las reservas internacionales brutas en US$800 millones, se debió básicamente al retiro de US$475 millones que hizo el Gobierno, lo escribí en uno de mis artículos que cada lunes publica este periódico, solo que a febrero la caída fue mayor, el monto de US$946.5 millones. Como el depósito temporal del Gobierno no califica como reservas brutas, por no cumplir con el concepto de estar disponible para importar, no es cierto que terminaron en US$4.7 miles de millones, equivalente a 3.3 meses de importaciones, como dice el informe de marzo del FMI.
Cerraron en US$4,225.6 millones, menos de tres meses de importaciones, monto que todavía es un récord, desplazó el que se tenía como tal (US$4,098.4 millones) en el 2011. Precisamente debido al bajo nivel de reservas para pagar importaciones, el FMI escribió que “el sector externo dominicano es vulnerable en el corto plazo”, pero no puede alegar desconocimiento ni exculparse, tiene responsabilidad de la mala política macro-económica del Gobierno pasado. Debimos aprovechar, y no lo hicimos, la mejor etapa (2005-2012) de flujo neto de divisas (por exportaciones, remesas, capitales golondrinas y préstamos) que ha tenido el país, para acumular reservas por lo menos para seis meses de importaciones, ahora muy difícil. Promedió US$16,073 millones, pero en importaciones malgastamos US$14,321 millones y solo US$1,752 millones para mejorar las reservas brutas. Como las importaciones crecieron 10% y las exportaciones 6%, la cuenta corriente cerró con un déficit que promedió 6% del PIB, mientras la economía perdía competitividad debido a la brecha que se abrió entre inflación acumulada (49.52%) y pérdida acumulada de valor del peso (17.01%).
También del rápido aumento del gasto público y de su financiamiento (impuestos y préstamos), para crear la ilusión de un crecimiento que solo sirvió para hacer más rico a unos cuantos y aumentar la pobreza, lo dice el informe del Banco Mundial. Para enfrentar los desequilibrios macro-económicos, el Gobierno dispone de poco margen, para no decir de ninguno, por eso fue que escribimos y ahora repetimos, que hizo bien cuando rechazó volver a la misma receta del FMI, es decir, devaluar la economía, en lo fiscal puro aumento de impuestos, en lo monetario acumular reservas internacionales brutas y permitir el deslizamiento de la tasa de cambio. En esencia fue lo que recomendó la Misión del FMI, con la pretensión de que por la combinación de políticas (devaluación fiscal y devaluación monetaria) el peso termine perdiendo valor para que el dominicano deje de importar tanto, reduzca su consumo, lo oriente hacia productos criollos y exporte más.
Es cierto, el presupuesto del Gobierno no puede con el servicio de la deuda y la carga fija, necesitamos una reforma fiscal integral que aumente la recaudación y estimule el ahorro para un crecimiento sostenido. Pero existe un problema, al público no se le puede hablar del tema, la culpa la tienen los cinco parches fiscales del Gobierno pasado, aprobados a sugerencia del FMI con la oposición de pocos (me incluyo), que terminaron creando un serio problema de credibilidad que el Gobierno de Danilo debe desmontar. Tomará tiempo.