BERLïN, (AFP). Cervezas con sabor a cítricos, bayas o frutos rojos se abren paso en Alemania entre las cervezas tradicionales cuya pureza está estrictamente protegida desde el siglo XVI. En una minúscula cervecería de un barrio de moda en Berlín trabaja Thorsten Schoppe, uno de estos cerveceros innovadores.
«Sólo utilizamos cuatro ingredientes y este es uno de ellos», explica Schoppe mientras los aromas un poco ácidos de cerveza empiezan a emanar del agua en ebullición y de la malta.
Los pequeños cerveceros alemanes como él recurren cada vez más a los «lúpulos aromatizados» para dar una nota de naranja, pomelo o melocotón a su cerveza aunque siguen respetando escrupulosamente el «decreto de la pureza». En vigor desde el siglo XVI en Alemania, este decreto («Reinheitsgebot») limita a cuatro ingredientes la composición de la cerveza: cebada, lúpulo, agua y levadura.
Hasta hace poco, Schoppe tenía que importar el lúpulo especial de Estados Unidos, donde las cervezas artesanales se han hecho un hueco en el mercado. Este año, los cerveceros alemanes querían aprovechar una demanda al alza y han cosechado los primeros lúpulos desarrollados con nuevos aromas. «Mucha gente se sorprende de que se puedan integrar aromas especiales a la cerveza respetando el ‘decreto de pureza'», dice Thorsten Schoppe, que produce una cerveza muy fermentada, la ‘India pale ale’, con sabor a cítricos.
Sebastian Hiersick, de 35 años, cocinero en Berlín, es un aficionado a los whisky y no le gusta demasiado la «cerveza tradicional alemana». «Ya sea porque hay demasiado lúpulo, demasiada malta o es demasiado gaseosa», dice. Pero le han empezado a gustar las cervezas afrutadas. «Cuando hace calor, en verano, es muy agradable beberlas», porque, según él, «es como un jugo de frutas o una limonada».
Anton Lutz, productor de lúpulo, empezó a desarrollar nuevas variedades alemanas en 2006. Entre las novedades que ha creado figuran la «Mandarina Baviera» con sabor a melón, cítricos y mandarina. Los productores locales han empezado lentamente.