LONDRES. Cuando los rusos llegaron en gran número a Londres, a alguien se le ocurrió bautizarla Londongrado. Si se hiciera lo mismo a cada nueva oleada de inmigrantes, lo último sería llamarla Londrez.
Miles y miles de españoles movidos por la crisis en su país y por aprender inglés por la vía rápida y segura se han instalado en la capital británica en los últimos años, sólo superados en número por los polacos, que ya no son novedad (el polaco es ya la segunda lengua en el Reino Unido).
En cafés, pubs y restaurantes, pero también en las obras de la nueva línea ferroviaria urbana de Londres -en las que participa una empresa española-, se oye más castellano que nunca.
Mientras quienes se oponen a los inmigrantes andaban mirabando hacia el Este y esperaban una invasión de rumanos y búlgaros que nunca se produjo, 51.000 españoles se instalaban en el Reino Unido en 2013 y 38.000 en 2012, según las autoridades de inmigración.
La Peña barcelonista de Londres, que se reúne en un barco anclado en el Támesis a ver los partidos del Barça, es un magnífico observatorio del paso de españoles. «Joven, de 20 a 30 años, con formación cualificada, sin trabajo en España, viene a trabajar de lo que sea y a aprender inglés»: así define Eduard Manas, el presidente de la peña, el perfil del nuevo inmigrante español.