Planificó diversas tramas contra Trujillo pero sus compañeros de planes, de ubicación de armerías, de estrategias de asaltos, de estudios de los recorridos y de rutas del dictador eran casi todos marxistas, doctrina en la que él profundizaba al tiempo que conspiraba. Narra acciones audaces de esas conjuras que inició en 1955 después de leer planteamientos de autores revolucionarios y compartir con la intelectualidad más progresista de la República.
Aunque sus confabulaciones empezaron en Santiago adoctrinando zapateros a orillas del río Yaque, fue en los frentes Interno y Cívico y en el Movimiento Revolucionario 14 de Junio donde continuó su labor insurrecta ese izquierdista interesado en transformar la sociedad, alejarla del tirano y del imperio.
En el Distrito Nacional era Lugorez, en el Este, Rafael Pérez, en el Sur, Lwigid. Su identidad real es Luis Rafael Gómez Pérez y con los falsos y verdaderos nombres anduvo por campos, ciudades, cuarteles, fábricas, hasta caer preso tras haber participado en la primera reunión formal del 1J4.
A través de un contacto pudo conocer en detalle la fortaleza de Puerto Plata. El teniente Julio Solano lo introdujo y Luis y los demás complotados enviaron a Venezuela, como medida de precaución, un plano describiendo cómo estaba distribuida, para tomarla, y donde se encontraba el armamento para conquistar al que lo custodiaba o penetrar por un túnel que habilitaron.
El propósito de Gómez Pérez y Rafael Miguel Faxas Canto (Pipe) era “armar una insurrección que condujera a la revolución que este país demandaba”. Se reunían dos veces por semana en el hotel Santo Domingo, frente al parque Colón. Pipe se había acercado a él y luego de presentarse le preguntó si había leído a Will Durant. La respuesta de Gómez fue afirmativa.
“Will Durant era un vínculo entre muchos de nosotros. Es el autor de una Historia de la civilización en 14 volúmenes que tenía un enfoque objetivo sobre el socialismo y el capitalismo”, explica.
Faxas Canto, que había investigado todo sobre Luis, le cuestionó sobre si había analizado el capítulo Nuestra herencia oriental. “Lo leí y me impresionó enormemente”, contestó.
En sus averiguaciones sobre Pipe, Luis confiesa que se percató de que era un antitrujillista en quien se podía confiar. “Yo tenía 21 años y él era más joven, diminuto pero bien formado, excelente pintor, culto”, lo describe. Los separó la muerte a destiempo de Pipe, asesinado en 1963.
El Frente Cívico, que se proyectaba desde la Universidad, fue después el Frente Interno que desembocó en el 14 de Junio donde Luis inició relaciones políticas con Julio Escoto Santana, Leandro Guzmán, Frixo Messina, Josué Erickson, “Manchú”, Cayeyo Grisanty, los sacerdotes Daniel Cruz y “Papilín”, Miguel Lama Mitre, Manolo Tavárez Justo, Minerva Mirabal y otros.
Lo designaron al frente de un aparente bufete de abogados que servía de enlace entre conspiradores de todo el país y recibía informes de las actividades en Estancia Ramfis para ubicar a Trujillo así como revistas y libros que les traían clandestinamente desde el extranjero. Luego lo enviaron al Sur.
En Baní, a través de Luis Mejía Aguasvivas, se proyectaba la toma de estaciones de radio, arsenales y cuarteles. El mismo trabajo se haría en Barahona con la mediación de Arcadio Encarnación, Amador Pons, Efraim Dotel Recio (Gurún) y “el ingeniero Pons”, y en San Juan de la Maguana actuarían Jaime y Emérito Capell Bello y Fausto Rodríguez Mesa.
Un atentado contra Trujillo que se llevaría a cabo en San Francisco de Macorís fracasó. Otro se efectuaría frente a la casa de Manuel Imbert, “gran amigo de Trujillo, padre de Moncho Imbert, que vivía en la Máximo Gómez”. Moncho simul@