La Habana. Con una de las tasas de penetración de internet más bajas del mundo, Cuba tiene uno de sus mayores retos en la mejora de las telecomunicaciones para dar el salto al siglo XXI y que sus ciudadanos puedan conectarse a la red con normalidad y realizar gestiones habituales en muchas otras partes del mundo. Los cubanos confían en que la nueva etapa de distensión con EEUU, que ha prometido facilitar el acceso a infraestructura informática para mejorar el acceso a la red, sirva para mitigar el atraso tecnológico en la isla.
“Ojalá estos cambios (con EEUU) sirvan para que podamos disfrutar libremente de internet (…). Yo tengo acceso en la universidad, pero no puedo conectarme en la casa”, explicó a Efe Ariel, un estudiante de Filología Alemana.
La conexión en el domicilio está restringida en Cuba a unos pocos profesionales como periodistas, médicos o abogados -previa autorización del Gobierno-, mientras que el resto se conecta en salas de navegación oficiales, donde no hay un acceso global a la red, sino a una intranet nacional donde algunas páginas están restringidas.
Conectarse en esas salas o en algunos hoteles a través de esa intranet cuesta 4,50 dólares la hora, una tarifa demasiado elevada en un país donde el salario medio mensual ronda los 20-30 dólares. “Yo tengo un hijo y no me puedo permitir conectarme a 4,50 dólares la hora”, lamentó Alicia, una estudiante de Medicina, quien reconoce que tiene muchas dificultades para acceder a documentos e información que le permitan complementar sus estudios. Cuando necesita consultar textos que no están disponibles en la biblioteca de la universidad, Alicia recurre a “alguna amistad con internet en su lugar de trabajo” para que se lo descargue.
Fruto del acuerdo entre Estados Unidos y Cuba para restablecer relaciones diplomáticas, el pasado 16 de enero entraron en vigor las medidas aprobadas por la Casa Blanca para aliviar el embargo económico sobre la isla, entre las que hay disposiciones para facilitar el acceso a software y equipamiento para ampliar internet y abaratar sus costes.
La mejora de las telecomunicaciones es uno de los pilares del giro en la política de Washington hacia la isla, con el objetivo de facilitar a los cubanos acceso a información para que puedan “tomar sus propias decisiones”, según afirmó la semana pasada la secretaria de Estado de EEUU adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson, de visita en Cuba para la primera ronda del diálogo diplomático.
Su contraparte cubana en esas negociaciones, la directora para EEUU del Ministerio de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal, señaló al respecto que Cuba, que culpa de su atraso tecnológico al embargo sobre la isla, está dispuesta a recibir a compañías estadounidenses de ese sector para “explorar posibilidades de negocio beneficiosas para ambas partes».
Recientemente la estatal Etecsa, que tiene el monopolio de las telecomunicaciones en la isla, adelantó que en 2015 ampliará el acceso a internet en las salas de navegación -que ya suman 154 en todo el país desde que se inaugurara el servicio en 2013 con 118- y habilitará áreas públicas de conexión Wi-fi; aunque todavía no se han concretado esos cambios.
No obstante, Cuba es todavía uno de los países tecnológicamente más atrasados del mundo. Según el último informe de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT), la banda ancha es casi inexistente, con una penetración de menos del 1 %, y sólo el 3,4 % de los hogares contaba con acceso a internet en 2013, periodo al que se refiere este estudio publicado en diciembre.
En cuanto a la telefonía móvil, Cuba está también a la zaga, con tan sólo 17,7 usuarios cada cien habitantes, y sin disponibilidad de la tecnología 3G o internet móvil, uno de los principales anhelos de los cubanos.
Sin embargo, el desafío va más allá de hacer esa tecnología disponible, ya que, para Luis Ángel, bailarín de 26 años, “no se va a solucionar nada” si no se consigue una buena velocidad, ya que “en pocas horas te vas a gastar todo el dinero por la lentitud de la conexión».
“Primero hay que ver los precios porque si llamar ya es caro, imagínate conectarse a internet”, señala Camilo, un joven Dj, a la salida de una sala de navegación, donde acudió para poder comunicarse con su hermana que vive en Alemania a través de Facebook, ya que en la isla están bloqueados otros programas de mensajería instantánea como skype.
A pesar de los obstáculos, los cubanos se las han ingeniado para poder disfrutar de los contenidos audiovisuales que ofrece internet como películas, series o juegos, a través de lo que se conoce como el “paquete semanal”, una oferta que se carga en soportes digitales que se vende de manera clandestina a precios módicos, que rondan los 20 centavos de dólar por cuatro gigabytes de entretenimiento. EFE