Mercado enfermo

Mercado enfermo

Cuando se analizan las señales tangibles e intangibles que continuamente envían los componentes que sustentan el mercado electoral dominicano, un simple esfuerzo mental es suficiente para saber que el mismo está enfermo. Todos los mercados, sin importar su naturaleza, para garantizar la sostenibilidad necesitan establecer normas y reglas claras que sean conocidas y respetadas por los ofertantes y compradores. Un mercado electoral enfermo permite que cualquier candidato sin valores y principios se disfrace de bueno para venderles falsas esperanzas a los electores.

Las decisiones, actuaciones y jugadas procedentes de los principales actores que intervienen en el mercado electoral dominicano: Organizaciones políticas, líderes, dirigentes, simpatizantes, suplidores de servicios/productos/bienes, electores, organismos oficiales fiscalizadores, entre otros), han facilitado que el mismo opere al margen de mecanismos eficientes de control, lo que en el mediano y largo plazo termina perjudicando el bienestar colectivo.

La crisis de valores y principios que está afectando el mercado electoral dominicano actual, es la misma que amenaza con destruir las estructuras judiciales, legislativas y sociales de la República Dominicana. En un mercado electoral sano y equitativo, es impensable permitirles a los partidos políticos gastar el dinero público para manipular encuestas y saturar a los medios masivos de comunicación con mensajes engañosos, pretendiendo con ellos crear percepciones irreales de la realidad.

Entre los síntomas más visibles de la enfermedad que padece el mercado electoral dominicano, se destacan los siguientes: Crisis total de la democracia interna de las organizaciones políticas. La política no se gestiona como medio para lograr el bienestar colectivo. La política se ejerce al margen de la ética, los valores y los principios. entre otros.

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