Una mujer que lo quiera; nada más le hace falta. Lo «otro» ya lo tiene, dice Richinel Tamárez. Trabaja como electricista en la construcción de la Nueva Barquita, aunque (y sin el aunque) vive en la Barquita que se inunda, aquella de las desgracias.
“Esto es para nosotros –explica sobre la construcción – la gente de La Barquita. Se está produciendo (el dinerito) y no estoy en delincuencia ni estoy en la calle».
Richinel y Evelyn Benítez están entre las 140 personas personas que aprobaron la capacitación que se les ofreció para ganarse la oportunidad de emplearse en la construcción de la Nueva Barquita, cuyo lema es Vivir bien, Vivir seguro. De esas 140 personas, 92 laboran actualmente en la obra.
Trabajan con humor y entusiasmo, porque viven una nueva situación, luego de sufrir y de ser testigos de terribles momentos en la Vieja Barquita con las continuas inundaciones.
Evelyn ahora es plomera. Con lo que gana paga el colegio de sus hijos. “Si tengo que vivir de eso (la plomería) puedo vivir, porque sé». Muy segura de si, aprendió bien su nuevo oficio y quiere que todos lo sepan.
Cerca de unas 1,200 familias, unos 3,800 residentes, podrán ser propietarios de las 1,400 viviendas que están en proceso de construcción. Dispondrán de estancia infantil, escuela, centro de formación tecnológico, unidad de atención primaria y áreas verdes y de recreación. La terminación está prevista para este año 2016.
¡Qué linda y sudorosa manera de construir Patria! La propia, la tuya, la mía, la de todos; sencillamente, aquella que empieza en la propia casa, en la propia familia.
A continuación la historia en este video: