SÍDNEY. El cardenal australiano George Pell, nombrado por el papa al frente del nuevo ministerio de Economía como parte de la reforma de la Curia Romana, dijo este martes que le espera «una tarea inmensa».
La reforma del gobierno central de la Iglesia católica fue emprendida por el papa Francisco a raíz de las recomendaciones de una comisión de investigación, creada tras las fugas de documentos secretos en 2012 en el escándalo conocido como «Vatileaks». Dicha filtración dejó en evidencia numerosos casos de corrupción y mala gestión.
«Esa investigación ha dejado en evidencia las numerosas mejoras que pueden aportar la planificación y la verificación financiera, así como una buena gobernanza», declaró en un comunicado George Pell, de 72 años, e integrante desde mayo del llamado G8 de prelados que aconsejan al papa sobre la reforma de la Curia.
«Es una tarea inmensa, y es importante que aplicamos lo antes posible los cambios recomendados», indicó el cardenal Pell. «Siempre he pensado que la Iglesia debía estar aconsejada por expertos en este ámbito» de la economía, añadió.
El nuevo «Consejo para la economía» del Vaticano cuenta, además de ocho cardenales u obispos de diversas nacionalidades, siete expertos laicos.
El Vaticano anunció además que recurrirá a los servicios de auditorías, en su mayoría norteamericanas: KPMG, Ernst&Young, Promontory, McKinsey, PWC (PricewaterhouseCoopers).
La creación del nuevo ministerio de Economía es la primera decisión de gran envergadura que toma el papa Francisco como parte de la reforma de la Curia Romana, una de sus grandes promesas al ser designado sumo pontífice hace casi un año.
El organismo tendrá autoridad sobre todas las actividades económicas y administrativas de la Santa Sede y el Estado Vaticano. Preparará el presupuesto y la planificación financiera.