Obras públicas, gobierno e irresponsabilidad

Obras públicas, gobierno e irresponsabilidad

A los gobiernos posteriores a la tardía muerte de Trujillo debía avergonzarles que las obras públicas edificadas durante el gobierno del tirano de San Cristóbal, han perdurado en el tiempo debido a un conjunto de controles, supervisiones y responsabilidad, de autoridades y de los constructores.
En cualquier carretera secundaria se encuentran, todavía, puentes de concreto construidos durante la llamada era de Trujillo. Para no cansar cito dos puentes que aún ofrecen un excelente servicio: el viejo puente Ramfis, inaugurado a finales de la década de 1930 o en la de 1940, sobre el río Higuamo, el puente donde apresaron a Guido Gil Díaz y lo desaparecieron porque luchaba por los rotos y por la libertad.
El otro puente es el Eugenio Miches sobre el río Soco, cuya construcción imagino que es de la misma época, sino antes, puesto que muchos amiguitos y primos se arrojaban desde sus estructuras al hondo Charco de las Madres, en la década de 1940. Edificios escolares construidos desde finales de la década de 1940 y comienzos de la década de 1950, durante el llamado Plan bienal de construcciones escolares, permanecen dando servicios como el primer día.
La red de hospitales del hoy Ministerio de Salud Pública, hasta estos días, fue construida durante la célebre era del hombre de San Cristóbal.
Ello no significa que todas las obras y viviendas edificadas entonces sean paradigmas de construcción ya que, en esta ciudad, sede del gobierno del tirano, un osado y valiente constructor de viviendas retiraba las varillas que sostenían las paredes, luego que el inspector del Ayuntamiento o de Obras Públicas revisaba la obra, el constructor aquel desguañangue como si fuera una estructura sólida y confiable.
En cuanto a las obras públicas del gobierno, hay que convenir en que eran edificadas con todo respeto por la calidad de las varillas, los bloques, las arenas de la mezcla para pañetes y rellenos de los envarillados, con el grosor debido para los techos, en una palabra, eran construcciones realizadas con respeto por la ley, por la vida humana y por supuesto, respeto al gobierno.
¿Qué pasa ahora? ¿Faltan pantalones en los gobiernos o hay descuidos fruto de la irresponsabilidad de constructores y autoridades que aceptan las obras?
Falta una investigación que determine cómo es posible que una avenida recién inaugurada se inunda por falta de desagües, que puentes recién construidos y calles recién asfaltadas se rompan, se cuarteen.

¿Acaso se construye de esa forma precaria para obtener la contrata de la reconstrucción?

Aquí todo el mundo calla verdades que se ven en los hoyos en las avenidas, en los charcos en carreteras y calles, en paredes cuarteadas de edificios públicos.

¿Es que a nadie le duele ese tipo de corrupción?

Publicaciones Relacionadas