Orientación y también castigo

Nuestra tasa de mortalidad por accidentes de tránsito es la segunda más alta en el mundo. Eso nos sindica como país de violadores incorregibles de las reglas de conducción y por demás irrespetuosos de la seguridad propia y ajena. De ahí que nos vendrá muy bien la campaña de orientación iniciada por el INTRANT para motivar a conductores y transeúntes a ser respetuosos de las leyes de tránsito, a adoptar formas más moderadas y previsoras de conducción manteniendo al día la documentación necesaria.

Sin embargo, paralelamente el INTRANT debe hacer valer las consecuencias de las violaciones y aplicar sin miramientos lo que dispone la ley. No se debe pasar por alto una infracción sin hacer que el infractor sienta el peso de la ley. Muchos conductores coleccionan multas sin pagar porque nadie ni nada los presiona para que las paguen. Cada vez que una transgresión queda impune se estimula al transgresor a reincidir en su falta, porque no ha sentido las consecuencias que se derivan de esa actitud.

La gente aprende de los tropezones. Hacer que un infractor sienta las consecuencias de su conducta es una forma de enseñar, pero también una manera de prevenir la reincidencia y sus posibles secuelas. El INTRANT hace bien en orientar a los conductores, pero de poco servirá si no les enseña que las malas conductas no se pasan por alto.

Palpar la realidad de la frontera

Recientemente una comisión de legisladores, acompañada de oficiales del Ministerio de Defensa, visitó comunidades fronterizas y pudo palpar en el terreno parte de la realidad que se vive en los puestos militares de vigilancia. El tráfico de indocumentados es una realidad que resta valor a los esfuerzos de las autoridades. Se trata de un tráfico que se alimenta de complicidades. Eso explica la abrumadora presencia de indocumentados haitianos en territorio dominicano.

Creemos que visitar la frontera en comisiones de autoridades, como legisladores por ejemplo, debe ser una actividad más frecuente y dedicada a profundizar en las debilidades de la vigilancia y la forma en que operan los coladeros y complicidades que facilitan la trata de personas. Hay que tomarse muy en serio esa tarea.