Origen y proyección de la nueva relación de Estados Unidos-Cuba

Origen y proyección de la nueva relación de Estados  Unidos-Cuba

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El anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba es, probablemente, la noticia de mayor transcendencia de 2014. Además de sorpresiva, al desconocerse que se desarrollaban las negociaciones, ha conmocionado a la opinión pública mundial. No es para menos. Porque involucra a la mayor potencia económica y militar del planeta y a un pequeño país del Caribe que llevó a cabo en la década de 1950 una de las más impresionantes epopeyas revolucionarias de la historia de América Latina.

Si bien el encuentro de culturas y la conquista europea del Nuevo Mundo tuvo sus cronistas en el propio Cristóbal Colón, fray Bartolomé de las Casas, Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Gonzalo Fernández de Oviedo, el Inca Garcilaso de la Vega, entre otros, la Revolución cubana y sus hazañas en el mundo, también han tenido los suyos: algunos de ellos Premios Nobel de Literatura, como Gabriel García Márquez, Ernest Hemingway, Pablo Neruda y José Saramago, así como Juan Bosch, Alejo Carpentier y Eduardo Galeano, destacados escritores de la lengua española en el siglo XX.

Es tan marcada la trascendencia del acontecimiento, que 25 años después de la caída del Muro de Berlín y del desplome de la Unión Soviética aún continúa el bloqueo económico y comercial, establecido en enero de 1961. La profundidad y el contenido de la Revolución cubana, con grandes éxitos en áreas tan medulares como la educación y la salud, certificados por organismos como la UNESCO y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la han hecho merecedora de gran respeto y prestigio internacional. La más reciente expresión de su liderazgo en los temas sanitarios, es su rápido y efectivo aporte en medicamentos y personal especializado, para enfrentar el ébola en países de África occidental, como Liberia, Guinea y Sierra Leona, así como otras 30 repúblicas africanas.

La histórica decisión del presidente Barack Obama y su gobierno sobre Cuba, se basa en la coyuntura nacional e internacional, que pasa por el consistente liderazgo de ese país en América Latina. Es fundamental el momento que vive hoy la humanidad: un cambio de época, no solo tiempo de transformaciones, como resultado de la revolución científico-técnica que desde la post guerra mundial viene incubándose, cuyas mayores expresiones son el internet, las redes sociales y la tecnología de la información y la comunicación.

La inteligencia y la brillantez con las que Cuba se ha manejado durante estos dramáticos 53 anos, que ni siquiera la desaparición de la Unión Soviética y sus aliados del llamado socialismo real del este europeo la hizo colapsar, han jugado un rol clave para lograr el deshielo del fatídico bloqueo.

Hay que resaltar el papel jugado por los mediadores del proceso de negociaciones: el Papa Francisco y Canadá, así como el doctor Leonel Fernández, mientras ejercía la Presidencia, en 2010.

A mi juicio, los resultados de hoy tienen que ver con la actitud de los líderes del Partido Demócrata, especialmente sus presidentes en ejercicio, frente a Cuba, y en la forma en que los dirigentes cubanos, de manera muy especial Fidel y Raúl Castro, han manejado su relación con el liderazgo estadounidense, en las áreas política, académica, religiosa y social. Entre los actores principales de esa relación, figuran Herbert Mattews, el afamado periodista del The New York Times, los ex presidentes John F. Kennedy, James Carter y Bill Clinton, así como el presidente Barack Obama.

Al concebir una relación de su país con Cuba, distinta, en gran medida, a la expuesta por el establishment del país o las fuerzas del complejo industrial militar pentagonista, definido por el presidente Dwight D. Eisenhower y tratado tan claramente por Juan Bosch en su libro El pentagonismo, sustituto del imperialismo, estos líderes siguen la huella de los fundadores de la república norteamericana, al no dejarse conducir por el fundamentalismo conservador predominante desde la segunda mitad del siglo XX, especialmente el propiciado por la doctrina del Consenso de Washington.

La relación de Fidel Castro con los sectores de opinión estadounidenses se inicia con el periodista Mattews: fue el que lo entrevistó en su campamento de la Sierra Maestra, cuyo reportaje apareció en The New York Times, el 17 de febrero de 1957. Así comenzaba el texto:

“Fidel Castro, el líder rebelde de la juventud cubana, está vivo y peleando con éxito en la intrincada Sierra Maestra, en el extremo sur de la Isla”.

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