Samsung Electronics Co. tiene acumulada una pila de efectivo un 58 por ciento más grande que las arcas de Apple Inc. El recaudador de impuestos tiene un mensaje para la mayor compañía de Corea del Sur: “Úselo o lo perderá”.
El Gobierno de la presidenta Park Geun Hye este mes publicó los planes preliminares para crear un impuesto del 10 por ciento sobre lo que considera una acumulación excesiva de fondos que deberían gastarse en salarios o inversiones o distribuirse entre los accionistas.
El gravamen, que aún no fue aprobado por los legisladores, podría afectar a Samsung, que tenía el equivalente a US$60.000 millones en efectivo e inversiones de corto plazo a fines de junio. Apple tenía US$38.000 millones, muestran los datos de Bloomberg.
“Con esto, estamos tratando de dar una señal”, dijo el 19 de agosto Moon Chang Yong, responsable de la oficina de impuestos del Ministerio de Finanzas de Corea.
“Es hora de contribuir a impulsar la demanda interna. No queremos recibir ningún ingreso de ese dinero. El propósito es crear un círculo virtuoso y redistribuir las utilidades de las empresas a los hogares”.
El impuesto al excedente de reservas tiene el apoyo de inversores en acciones ansiosos por recibir dividendos en tanto el Gobierno inyecta un estímulo de 11,7 billones de won (US$11.400 millones) para fomentar el crecimiento económico, que se desaceleró al ritmo más débil en un año en el último trimestre. El nuevo gravamen es negativo para el crédito porque podría reducir la liquidez y promover un gasto en bienes de capital que podría debilitar el flujo de caja, según Moody’s Investors Service.
La deuda de las empresas surcoreanas este año aumentó debido a que las ganancias se acumularon y el gobierno aplicó enérgicas medidas a la toma de préstamos por parte de las empresas del Estado. El rendimiento adicional de los pagarés a tres años calificados con AA respecto de la deuda soberana cayó 17 puntos básicos, a 34 puntos básicos, desde el 31 de diciembre, según la Asociación de Inversiones Financieras de Corea.
Se reducen los diferenciales. El rendimiento adicional promedio de los bonos coreanos en dólares se redujo 40 puntos básicos, a 120 puntos básicos, desde el 31 de diciembre, de acuerdo con un índice de JPMorgan Chase Co. Los pagarés aumentaron 4,1 por ciento este año, frente al 6,4 por ciento de un índice asiático y al 6,9 por ciento de bonos chinos similares.
El índice accionario de referencia Kospi trepó 3,5 por ciento en este trimestre en tanto el banco central rebajó las tasas de interés y el gobierno dio a conocer su paquete de estímulo, que incluye la propuesta de castigar a las compañías por guardar demasiado efectivo.
“Si bien el nuevo plan impositivo puede ser positivo para las acciones, desde el punto de vista del crédito decididamente es negativo porque podría alentar la salida de efectivo”, dijo Kim Hong Joong, responsable de renta fija de Samsung Asset Management Co., el mayor administrador de fondos del país con unos 130 billones de won en activos. “Sin embargo, es improbable que afecte los indicadores crediticios fundamentales de las compañías porque el monto del impuesto no sería tan grande”.
Arrebato patriótico de Putin oculta sufrimiento de rusos
Olga Tanas
Los rusos apoyan a Vladimir Putin en tanto este enfrenta a Estados Unidos y Europa por Ucrania, aunque sus bolsillos cuenten otra historia.
La popularidad de Putin crece, junto con la confianza de los consumidores y un indicador de “confortabilidad social”. Otra serie de datos revelan un cambio abrupto en un país que disfrutó del consumismo después del colapso del comunismo. Las ventas de autos se desploman, los operadores turísticos van a la quiebra y los ingresos disponibles están estancados.
Una nueva generación de rusos que crecieron desde la caída del comunismo encuentra orgullo patriótico en el hecho de arreglarse con menos. Si bien los niveles de aprobación de Putin todavía suben, analistas e investigadores en Moscú dicen que los datos económicos en baja ponen en evidencia el riesgo de permitir que la política se imponga a la prosperidad.
“El orgullo y el patriotismo han despertado en los rusos, como ocurría en la URSS, y por eso están dispuestos a sacrificar parte de su bienestar”, dijo Dilyara Ibragimova, profesora de sociología económica en la Escuela Superior de Economía en Moscú. “Creo que es temporario porque el aumento continuo de los precios llegará a sus bolsillos y afectará su actitud”.
Autos, vacaciones. Las ventas de autos, que crecieron con saltos mensuales de hasta 88 por ciento en 2007, se desplomaron un promedio de 20 por ciento en junio y julio. Como mínimo cinco operadores turísticos quebraron en tanto se redujeron los viajes. La demanda interna se traba pese a que el índice ruso de confianza del consumidor experimentó su mayor aumento en más de cuatro años el trimestre pasado y un indicador de “confortabilidad social” se mantiene en un máximo récord desde junio.
Esto señala un giro de 180° para Rusia, donde el gasto en consumo representa la mitad de la economía de US$2 billones. Sobre el telón de fondo de la caída económica en los años 1990, Putin convirtió la prosperidad creciente y las finanzas públicas estables de Rusia en la piedra angular de su atractivo.
Ayudado por el precio más alto del petróleo -que es el mayor generador de ingresos externos del país- Putin manejó superávits fiscales durante sus dos primeros mandatos en el Kremlin entre 2000 y 2008. El crecimiento promedió 7 por ciento anual durante ese período y los salarios reales crecieron un promedio de 15 por ciento anual, según datos recopilados por Bloomberg. Incluyendo caídas durante gran parte de 2009, el crecimiento salarial promedió desde entonces 3,9 por ciento.
Cuando los motores del crecimiento comenzaron a renquear con la crisis financiera que sacudió a la economía mundial y puso un tope a los precios del combustible, entraron los consumidores. Su gasto impulsó el crecimiento en 2010-2013 en tanto la inversión se debilitó y la producción industrial bajó. Hasta este año.
En marzo, cuando Rusia anexó la región Crimea de Ucrania, los ingresos disponibles experimentaron su mayor caída desde 2009. El gobierno estima que el producto interno bruto crecerá 0,5 por ciento este año, el nivel más bajo desde una contracción en 2009.
Esto no ha mellado la posición pública de Putin.
“La política parece ser más importante ahora que la economía, que está ocupando un segundo lugar en este momento”, dijo Ivan Tchakarov, economista principal de Citigroup Inc. en Moscú. “Los rusos parecen estar en su mayoría dispuestos a sacrificar su bienestar económico si sirve a un fin más elevado, que en este momento es mostrar que Rusia está volviendo a adquirir los atributos de una gran potencia”.