Matthew Boesler y Rich Miller
La Reserva Federal está tratando de cambiar lo menos posible mientras diseña su estrategia de salida del estímulo récord. El problema es que los mercados financieros han cambiado tanto que el plan que se está elaborando podría resultar costoso y en última instancia impracticable.
El enfoque, delineado en las actas de la reunión de la Fed del 17 y 18 de junio y los comentarios emitidos por los funcionarios desde entonces, sigue centrado en la tasa de los fondos federales como meta del banco central. La política seguiría siendo manejada principalmente a través de los bancos y no del trato con los fondos del mercado monetario.
“No quieren hacer cambios generales en la forma de interactuar con los mercados cuando van a tener en juego tantos temas” al elevar las tasas de interés, dijo Lou Crandall, economista jefe de Wrightson ICAP LLC de Jersey City, Nueva Jersey, que estudia el comportamiento de la Fed desde hace tres décadas.
La estrategia tiene sus inconvenientes dada la forma en que han evolucionado los mercados monetarios desde la recesión. Los bancos ya no necesitan tomar préstamos en el antes vibrante mercado de los fondos federales para cumplir con los requisitos de reservas, como ocurría antes de la crisis, porque la Fed inyectó enorme cantidad de dinero en el sistema financiero en los últimos seis años. Como resultado de ello, las operaciones en ese mercado han mermado y ahora fundamentalmente comprenden a las sucursales estadounidenses de los bancos extranjeros que actúan como arbitrajistas, de acuerdo con las investigaciones de los economistas del Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
Normas más estrictas. Para contribuir a mantener vivo el mercado, la Fed tendrá que pagar a esos bancos una prima para seguir haciendo operaciones en él, lo que reducirá las ganancias que el banco central remite al gobierno todos los años, e incluso entonces, los bancos extranjeros podrían no estar dispuestos a continuar con sus operaciones cuando entren en vigencia normas más estrictas para el apalancamiento.
“No me gustan las implicaciones políticas o económicas” del plan, escribió en un correo electrónico Joseph Gagnon, ex funcionario de la Fed y el Tesoro de los Estados Unidos; que actualmente trabaja en el Instituto Peterson de Economía Internacional de Washington.
“Les cuesta dinero a los contribuyentes y hace que el sistema financiero sea menos eficiente”, agregó, opinión que compartió el ex gobernador de la Fed Jeremy Stein en una entrevista.
Dennis Lockhart, presidente del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, insinuó en una entrevista del 11 de julio con Bloomberg News que las autoridades llegarían a un acuerdo definitivo sobre el plan de salida en la próxima reunión de septiembre.
Informe de la GAO sobre bancos grandes quiebra
Cheyenne Hopkins
Un informe del gobierno largamente esperado sobre las ventajas que recibieron los bancos estadounidenses considerados “demasiado grandes para quebrar” no pondrá fin al debate.
El estudio de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés) publicó ayer un fallo dividido que da a ambas partes argumentos para sus respectivos puntos de vista.
El organismo de control determinó que los bancos más grandes gozaron de un subsidio del mercado durante la crisis financiera de 2008, tomando préstamos a un costo más bajo debido a la impresión de que eran demasiado grandes para que el gobierno los dejara quebrar. Ese resultado les agrada a los bancos pequeños.
La GAO también dijo que desde entonces esa ventaja de financiamiento se ha reducido. Esa conclusión les agrada a los megabancos.
“Todo el que esperaba que el informe cambiara las reglas del juego o fuera un catalizador del debate sobre los bancos que son demasiado grandes para quebrar se decepcionará”, dijo Brian Gardner, vicepresidente sénior de Keefe, Bruyette Woods Inc., consultora de Washington. “En verdad, no cambia nada. El debate sigue”.
El estudio de la GAO llega tras dos años de discusiones en el Congreso y la industria para averiguar si, pese a la nueva normativa postcrisis, los bancos más grandes siguen recibiendo lo que se conoce como subsidio por ser demasiado grandes para quebrar”.
Los senadores Sherrod Brown, demócrata por Ohio, y David Vitter, republicano por Luisiana, solicitaron el informe en enero de 2013 para tratar de dilucidar la cuestión.
Muchos modelos. El estudio de la GAO, que utilizó 42 modelos para estudiar la imagen que tenía el mercado de los bancos con activos superiores a los US$500.000 millones, reveló que los bancos más grandes recibieron durante las turbulencias financieras de 2008 una ventaja de mercado mayor que la que es habitual en épocas de auge económico. Sin embargo, el organismo de control también observó que esas ventajas disminuyeron o se revirtieron en 2013.
“A menos que uno piense que se pueden eliminar las crisis financieras para siempre, el informe de la GAO es otro recordatorio de que tenemos más trabajo que hacer para eliminar las políticas del ‘demasiado grandes para quebrar’ y las ventajas y las distorsiones que crean”, señaló Brown en una audiencia de la subcomisión de Banca del Senado que él preside.
Lawrence Evans, director de mercados financieros e inversión comunitaria de la GAO, dijo que los reguladores deberían exigir a los bancos que limiten la asunción de riesgos e imponer medidas punitivas incluso con la liquidación de partes del banco, si no cumplen.
“Debemos aprobar sanciones para las personas y las empresas por los esfuerzos deliberados de asumir riesgos que abusan de la participación del contribuyente en el capital y para las compañías podrían incluir la venta de algunos o todos los tipos de negocios”, declaró Evans en la audiencia.