La República Dominicana no vive tiempos adversos. Al contrario, en los últimos veinte años ha triplicado su Producto Interno Bruto y ha avanzado significativamente en muchas áreas, aunque haya agendas pendientes en torno a desarrollo humano para impulsar su plena y verdadera transformación, como quedó dicho en nuestra Carta abierta a Danilo y Leonel: PLD frente a la historia (Hoy, 8 de mayo, 2015).
Pero la población dominicana, en su gran mayoría, está inquieta por el impasse que se ha producido en el Partido de la Liberación Dominicana por la decisión de su Comité Político en favor de la modificación de la Constitución para que se apruebe la reelección presidencial.
Así como el PIB se ha multiplicado por tres desde 1996 hasta 2015, el Presupuesto Nacional del mismo período se ha transformado en casi 17 veces: de 26,965 millones 142,815 pesos a 455,433 millones 432,120 pesos.
Ya en julio de 1967, en respuesta a la periodista francesa Elena de la Souchere, sobre la situación económica dominicana, Bosch declaró que “(…)Nuestro país, en términos cortos y en términos medianos y largos, se encuentra en una situación difícil. Tendríamos que aumentar nuestro producto nacional bruto en un 5 por 100 anual durante 20 años seguidos, y a los 20 años tendríamos una población de casi ocho millones de habitantes y en esa población no menos de tres millones viviendo en nivel de subsistencia. (…). ” (Revista Mundo Nuevo, No. 13: julio, París, 1967, en: Guillermo Piña Contreras, En primera persona. Entrevistas con Juan Bosch, p. 192).
Además, Bosch se refirió a la ausencia, para entonces, de infraestructuras: “Nosotros necesitaríamos una gran cantidad de canales, de carreteras, de puertos, de aeropuertos, de bancos, de escuelas técnicas, de universidades, de tendidos eléctricos, de centrales eléctricas, de acerías. Es decir, inversiones tan grandes que esperar el tiempo necesario para realizarlas resulta casi imposible, dado el ritmo de crecimiento de nuestros países y la distancia cada vez mayor en que nos vamos situando en relación con los países desarrollados.(…)”. (Ibíd., p. 195).
Y cierra sus juicios con esta perla: “(..) Lo más importante es capitalizar para poder invertir en infraestructura. Y no debemos olvidar que la más valiosa de las infraestructuras es la cabeza del hombre, es decir, la educación, y la educación requiere un largo tiempo para dar sus frutos”. (Ibídem.)
Al hablar de las razones que determinaron la fundación del PLD, como instrumento de transformación, el profesor Juan Bosch explicó que “Fue precisamente el atraso político del pueblo dominicano lo que produjo, como reacción ante ese atraso, la necesidad de crear un partido que debía operar como formador de cuadros, de hombres y mujeres nuevos en su posición ante los problemas que afectan al pueblo; o dicho de otra manera, hombres y mujeres capaces de enfrentar los males nacionales con la seriedad y la asiduidad (necesarias)…”. (El PLD, un partido nuevo en América, Editora Alfa y Omega, Santo Domingo, 1992, p. 6 ).
En esa dirección, el partido tiene grandes y profundas responsabilidades. Ellas se resumen en la declaración solemne de don Juan en 1973: tendremos la misión de concluir la obra de liberación iniciada en 1844 por Juan Pablo Duarte y los Trinitarios, así como la de los que la han continuado, en defensa de la soberanía, la transformación, la justicia y la dignidad humana.
Además de lo institucional, la modernización y la organización social, los avances en infraestructura y otras obras materiales han sido altamente significativos. En cierta medida, les quedan al partido y al Gobierno las tareas propias de la revolución democrática que enarboló e inició Juan Bosch en 1963.
Se trata de un homenaje a la Revolución de 1965, que no solo es heredera de las gestas de la Independencia Nacional y la Guerra de la Restauración, sino, también, del proyecto de la democracia revolucionaria, sintetizado en la Constitución de Abril y en las patrióticas ejecutorias del Gobierno que la proclamó.
En verdad, los hombres no hacen la historia, porque esta es fruto de las contradicciones del proceso social de una etapa dada, pero sí están en capacidad de conducirla de la mejor manera, en beneficio de la sociedad.