Luego de la evaluación de la economía realizada por la misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI), las autoridades están en el deber de realizar un análisis ponderado de los diferentes aspectos y debilidades que podrían afectar en un futuro cercano la estabilidad macroeconómica. El momento requiere reflexión, a fin de adoptar políticas preventivas.
En octubre pasado el FMI proyectó para este año un 35.4% de la deuda pública externa como porcentaje del Producto Interno Bruto, sin embargo, lo encontró en 48%, lo que es preocupante. Estamos llegando al límite de la capacidad productiva del país para hacerle frente a los compromisos internacionales y nacionales.
Las naciones desarrolladas manejan sus deudas conforme a la capacidad de la estructura productiva, por lo que entendemos que es necesario que se comience a planificar lo que vamos a hacer. No es posible que en una economía con una presión tributario de 13.5%, conforme a las autoridades económicas, se permitan exenciones y se otorguen compensaciones por cerca de 100,000.0 millones de pesos.
Las variables elogiosas del FMI también deben servir de ejemplo al Gobierno, pero hay que tener sumo cuidado cuando sugiere flexibilidad en el mercado cambiario, es decir, devaluación del peso, restricción del gasto público, ajuste en la tarifa eléctrica y una política monetaria más restrictiva. El diagnóstico es una alerta para que no nos vaya a explotar una crisis en las manos. Pero lo que llama más la atención es el comportamiento del endeudamiento, aunque el sector oficial alega que todavía es manejable.
El FMI destaca que en 2013 tuvimos un desempeño económico mejor de lo previsto, con un crecimiento del Producto Interno Bruto superior al 4%, con una inflación controlada en 3.9%. Cifras que muestran estabilidad macroeconómica.